El Estado Plurinacional cumplió 14 años desde su proclamación en la Constitución Política del Estado (CPE) aprobada en 2009. El presidente Luis Arce, en su mensaje al país recordando el acontecimiento, aseguró que todos los bolivianos avanzan hacia la consolidación del «Estado Plurinacional como un referente mundial de inclusión y justicia, de diversidad y pluralismo, de buen manejo económico y reconocimiento de las naciones indígenas originarias, que revaloriza y potencia la riqueza cultural».
Según el presidente, este día se celebra la pluralidad de Bolivia con un deseo de que el país sea justo, libre de racismo y toda forma de discriminación. Dijo también que se está construyendo «una sociedad más equitativa e inclusiva» y que todos los bolivianos sueñan con alcanzar «un país fuerte donde todas y todos podamos hacer realidad nuestros sueños, fortaleciendo la cultura de la vida, del diálogo y de la paz con justicia social. Reconoció que, pese a los avances, aún queda mucho por hacer ya que las nuevas condiciones en el ámbito internacional y nacional imponen nuevos desafíos.
El cambio se produjo cuando la efervescencia política pugnaba por un cambio profundo en Bolivia, que responda a las aspiraciones nacionales, en ese momento, frenadas por el fracaso político y el hundimiento de los partidos tradicionales, muchos de los cuales desaparecieron del escenario nacional. Un convencimiento mayoritario coincidía coyunturalmente en la refundación del país bajo normas de respeto a los derechos humanos, igualdad de derechos para todos, defensa de los recursos naturales, y el pleno reconocimiento de las 36 etnias indígenas que confirman la plurinacionalidad.
El Art. 2 de la CPE sostiene que «Dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales, conforme a esta Constitución y la ley». Nada de esta proclamación se cumplió y los campesinos siguen postergados y utilizados.
Lamentablemente, las proclamas quedaron plasmadas en el papel, pero no en los hechos, y el prometido cambio optó por importar una ideología ajena que viola los derechos humanos y antepone los privilegios del partido de gobierno sobre los intereses nacionales. En el caso de los indígenas, se ha desconocido el derecho a la consulta previa e informada para determinar proyectos en las tierras de las diferentes etnias, al extremo que se determinó construir una carretera atravesando el TIPNIS, hecho que motivó una sacrificada marcha de protesta de los indígenas desde la selva hacia la sede de gobierno, que fue interceptada, atacada por policías; capturados los dirigentes, amordazados y maltratados hombres y mujeres indígenas.
También el nuevo Estado determinó la defensa de la madre tierra, hasta se proclamaron los derechos de la tierra, pero lejos de proteger la naturaleza, se desarrolla una política atentatoria al medio ambiente y se va en contra de los tratados y compromisos internacionales de contribuir a mitigar el cambio climático. En estos momentos, el gobierno que hizo posible iniciar el proceso de cambio, ha desviado esos compromisos, y se ha constituido en una propuesta alejada del respeto a los principios proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El Movimiento al Socialismo, que llevó adelante el proceso, está hoy dividido entre una tendencia que privilegia el ego de su presidente sobre los principios y derechos, y otra tendencia que se contorsiona arrastrando las pesadas cargas de los últimos 16 años, y la necesidad de un cambio interno que busca conservar el poder sin medir consecuencias.
En cuanto a los logros, el presidente Arce aseguró que Bolivia ha ingresado a la era de la industrialización del litio. Informó que Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) cerró el año pasado con 555 millones de bolivianos de ingresos por la venta de carbonato de litio y cloruro de potasio, y que en la gestión anterior también registró una producción con 600 toneladas métricas de carbonato de litio, que fueron exportadas a China, Emiratos Árabes Unidos y Rusia por un valor de 367 millones de bolivianos. Según el Presidente, «hemos ingresado a la era de la industrialización de litio con un convenio con el consorcio chino CATL para construcción de dos plantas de carbonato de litio con la tecnología de Extracción Directa de Litio (EDL) con una inversión de más de 1.000 millones de dólares que sentará la base de la política de industrialización con un modelo soberano de explotación y generación de inversiones».