Llega un nuevo año y la oportunidad de renovación de votos por empeñarse en los quehaceres de otra mejor manera. Los ciudadanos y el país entero aprovechan estas fechas para efectuar un análisis de lo vivido, evaluar los logros, recontar los problemas, y mirar hacia el futuro. Y los bolivianos tenemos mucho que recordar del agitado año que termina y proyectar una verdadera reconstrucción nacional, tarea difícil de dimensionar para las autoridades, que han adquirido una responsabilidad de magnitud para responder a la confianza de un pueblo movilizado que reclama un verdadero cambio. Pero también es oportunidad propicia para explorar el entorno familiar y personal y renovar energías dirigidas a la creatividad, a la esperanza y a la búsqueda de metas superiores.
Bolivia inicia la gestión 2020 con una serie de objetivos apremiantes de corto y mediano plazo que abarcan desde la obligación de las autoridades a la atención a las necesidades urgentes como son los servicios básicos, solucionar los conflictos heredados, estabilizar la economía, garantizar la seguridad ciudadana y restablecer por los menos las bases de la reorganización del Estado, además de otras tareas de importancia vital que debe comenzar el gobierno transitorio, y consolidarse con el nuevo gobierno que surja de la a voluntad y decisión de los ciudadanos.
Entre las tareas de urgencia sin duda se destaca el restablecimiento de la institucionalidad destruida durante los últimos 14 años, que implica todo un proceso que haga posible volver a depositar confianza en los organismos estatales fundamentales. Esta misión está en curso y se ha iniciado con la designación de los nuevos vocales y funcionarios responsables de convocar a nuevas elecciones generales. La norma emitida por la Asamblea Legislativa que ha permitido la designación de los nuevos vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE), ha sido la base para la reorganización del Órgano Electoral que ahora tiene la oportunidad y alta responsabilidad de administrar un nuevo proceso electoral.
Esta misión se asienta en los miembros del TSE que tienen responsabilidad histórica de convocar a elecciones generales, pero además, deben conseguir que la ciudadanía vuelva a confiar en un organismo que constantemente ha sido un mecanismo del fraude.
Hoy los vocales del nuevo Tribunal Electoral están bajo el escrutinio de los ciudadanos en general, que estarán atentos al desarrollo de las múltiples actividades que tienen bajo su responsabilidad, con un cronograma que debe cumplirse estrictamente para evitar cualquier observación a los errores que se puedan cometer. Simultáneamente el Órgano Ejecutivo tiene la misión de crear condiciones para el trabajo de Órgano Electoral, y garantizar la seguridad ciudadana e institucional. Las necesidades apremiantes del país y la comunidad nacional, así como los riesgos para la estabilidad, hace necesario que el conjunto de la sociedad y Estado se propongan para el nuevo año la misión de fortalecer la unidad en torno a la defensa de la democracia, las libertades y los derechos de la ciudadanía.