El año 2014, La Paz fue clasificada como una de las nuevas siete ciudades maravillas del mundo, es la sede de gobierno de Bolivia y de los Órganos Legislativo, Ejecutivo y Electoral. Esta ciudad en un principio era llamada por los indígenas Uturuncu y Quirquincha como Chuquiago Marka que significa sembradío de papas.
Quien despertó el interés de llevar a cabo la fundación fue Pedro de la Gasca el pacificador del Perú que llegó a combatir a los rebeldes de Pizarro. Gasca encomendó al capitán Alonso de Mendoza fundar una ciudad en tierras del Alto Perú, el objetivo que tenía Gasca en llevar a cabo la fundación era el proteger el comercio que había de las ciudades de Arequipa, Cusco, La Plata y Potosí y para lograr esto requería de una ciudad que sirviera de puente.
Los indígenas llamaron Chuquiago Marka a La Paz.
Es centro de gravitación político administrativo de Bolivia, lugar donde se forjaron los constructores de la liberación del yugo español, irradiaron ideal de libertad por todo el continente y se constituye en bastión de la soberanía nacional.
Es testigo de las grandes trasformaciones históricas, ilusiones y desilusiones de sus habitantes, pero jamás se doblega ante las incomprensiones, es Cuna de Libertad y Tumba de Tiranos.
Son 472 años de la Fundación de Nuestra Señora de La Paz, que marcó el camino de la consolidación del sistema democrático y espera que los gobernantes atiendan sus requerimientos como capital Metropolitana.
El gobierno autónomo municipal, está en la obligación de estructurar políticas de progreso y desarrollo de la ciudad y construir hospitales de segundo nivel en las periféricas, para atender a una población que cada vez se acrecienta, amén de disminuir los impuestos, que agobian por la pandemia y que ha ocasionado desequilibrios económico sociales.
La Paz no se queja, no se rinde, pero exige la oportuna acción y cooperación de los servidores públicos en obras de infraestructura, porque ante el crecimiento vegetativo demográfico se hace necesario ampliar la atención a los barrios, la canalización y embovedado de los ríos y vertientes, para que no haya zonas de riesgo extremo, que ocasionan deslizamientos con consecuencias fatídicas.