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Acusan a Mesa de ser vocero de Carlos Sánchez Berzaín

El ministro de la Presidencia, Alfredo Rada, denunció ayer que el expresidente y portavoz internacional de la causa marítima de Bolivia, Carlos Mesa (2003-2005), se ha convertido en vocero de las ideas del exministro y juzgado por un tribunal federal de primera instancia de Estados Unidos por genocidio, Carlos Sánchez Berzaín (2002-2003), para atacar al presidente indígena Evo Morales.

«Lo que estamos afirmando y lo que decimos es que las ideas las pone Carlos Sánchez Berzaín (y) las palabras las pone Carlos Mesa», dijo en declaraciones a la prensa a propósito de la conferencia que hizo Mesa el jueves en la Universidad Católica de la ciudad de Cochabamba, en cuyo espacio convocó a formar un consorcio de las denominadas plataformas ciudadanas y los partidos políticos en declinación para evitar que Morales se postule como candidato en las elecciones presidenciales de 2019, tal como lo prescribió el Tribunal Constitucional.

Respaldándose en fotografías, donde aparecen Mesa y el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, junto a Sánchez Berzaín declarados culpables, estos últimos, por la ejecución extrajudicial de 70 bolivianos entre septiembre y octubre de 2003, por aquel tribunal de justicia federal del Estado estadounidense de Florida, lo mismo que en declaraciones y vídeos de la conferencia de Cochabamba, Rada dijo que «Carlos Mesa fue, es y será un gonista (como se conoce a los filiales de Sánchez de Lozada en el argot criollo de la política local) que hoy sigue el libreto de Sánchez Berzaín».

En este contexto dijo que Mesa no quiere que los bolivianos recuerden su pasado con Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín quienes gobernaron juntos entre 1993 y 1997 y 2002 y 2003, cuando la crisis social y política boliviana encendió una insurrección popular ahogada en sangre por el gobierno de aquellos personajes que huyeron a EEUU el 17 de octubre de 2003 y que sopesan cargos por genocidio y peculado, entre otras 10 figuras penales formuladas por la justicia de Bolivia.

A su vez, Rada lanzó un mensaje para las nuevas generaciones y jóvenes que no vivieron el «pasado dramático» durante los años 2002-2003, en que estas personas mancharon de sangre la democracia boliviana.

«Para quienes no recuerdan o no vivieron en esos momentos, debemos decir que Carlos Sánchez Berzaín fue ministro de Defensa de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa fue su vicepresidente, fueron parte del mismo gobierno. Se sentaban allí en el gabinete a dos metros, uno al lado derecho de Sánchez de Lozada y el otro al lado izquierdo», apuntó el Ministro de la Presidencia boliviana.

Explicó que esa parte de la historia, Mesa, historiador y periodista, pretende que los bolivianos no recuerden.

Rada afirmó que Sánchez de Lozada fue procesado en EEUU y tiene un juicio pendiente en Bolivia por los sucesos de octubre de 2003 que dejaron más de 70 muertos y 500 heridos por bala en la llamada ‘Guerra del Gas’, cuando la población salió a las calles a pedir la renuncia del exmandatario que soltó al Ejército y la Policía para reprimir creciente manifestaciones en oposición a la política de exportar gas rico (cuyos componente hoy se industrializan y exportan en Bolivia) por y para Chile a los mercados de México y Estados Unidos, en condiciones inconvenientes para Bolivia.

Recordó también que durante el reciente proceso judicial en EEUU a Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín, cuando, hace meses fue convocado a declarar sobre la denominada ‘Masacre de Octubre’, Carlos Mesa se negó y dijo: «no voy porque yo ya he dado mi testimonio en un libro que escribí y que se llama Presidencia Sitiada».

Con el texto de tal libro en mano, Rada leyó un fragmento de éste en la página 71 que señala: «Si hubo algún político contemporáneo que me generó fe, al que admiré, por el que aposté de convicción, ese político fue Goni (Gonzalo Sánchez de Lozada). Me reenvía su inteligencia, su determinación, arma suicida en su segundo gobierno, su capacidad creativa, su espíritu de legislador que acabó por hundirlo en el tiempo de la debilidad y de la urgencia. Sus respuestas nuevas, arrojadas y valientes para saltar a la modernidad».

Reiteró que Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín tienen cuentas pendientes con la justicia boliviana y están prófugos.

Ambos, agregó están radicados en EEUU, desde donde Sánchez Berzaín lanzó una proclama hace unos días contra el presidente Morales, en la que afirma que «no hay democracia en Bolivia sino una dictadura y que no debe haber elecciones en dictadura».

Señalado por el líder soterrado de la oposición, pese a sus pasado criminal, Sánchez Berzaín ha logrado que una facción de legisladores de la ultraderecha republicana de EEUU emplace su artillería contra Morales.

Mesa llama a la unidad

Por su parte, el expresidente y portavoz internacional de la causa marítima de Bolivia, Carlos Mesa, llamó a la unidad al mosaico de la oposición criolla para enfrentar la candidatura del presidente Evo Morales, a poco más de 15 meses de las elecciones presidenciales bolivianas.

«Creo que es una buena oportunidad de conversar sobre una estrategia por el 21F y cuando digo demócratas digo también Unidad Nacional (del empresario Samuel Doria Medina), Sol.bo (del alcalde de La Paz, Luis Revilla), expresidentes y movimientos ciudadanos que están liderando este proceso», afirmó en declaraciones a radio El Deber en la ciudad de Santa Cruz, donde se dijo honrado por la invitación que le formulara el partido Demócratas, de su antiguo adversario político y gobernador del departamento Santa Cruz, Rubén Costas.

«Me honra que el partido Demócratas considere la posibilidad de conversar conmigo, es un partido que respeto, organización que ha mostrado significativa fuerza no sólo en Santa Cruz sino en el país», afirmó Mesa que parecía encumbrarse como candidato único de la oposición de derechas a un año de que el Tribunal Electoral Plurinacional declare abiertos los fuegos de la campaña electoral en Bolivia y a 9 meses de que homologue la lista de candidatos.

Las declaraciones de Mesa se registraron un día después que un dirigente de Demócratas, Vladimir Peña, patentó la decisión de su partido de conversar con el expresidente que en a finales de 2004 tildó a Costas, en tanto líder del cívico político Comité Pro Santa Cruz y a la sazón fiero opositor a su gobierno, de «político de campanario».

A vuelta de correo, Costas, que habría de convertirse en prefecto, desde cuya plaza lideró cabildos de autonomía tajante, cercana a la federalización de Santa Cruz, y más tarde en gobernador, endureció su política contra Mesa.

Las declaraciones radiofónicas de Mesa se registraron luego que el vicepresidente Álvaro García Linera dijera que la Plurinacional Asamblea Legislativa no iba a considerar en esta legislatura el enjuiciamiento del expresidente que al proscribir, en 2004, durante su administración, a la empresa chilena Quiborax, por prácticas mafiosas en la extracción de la ulexita en el Salar de Uyuni, incurrió en defectos de procedimiento, lo que más de una década después le costaría al Estado boliviano una indemnización de 42 millones de dólares.

Mesa, que aún no formalizó su candidatura en las presidenciales de finales del año que viene, se opone a la postulación de la candidatura del presidente Morales, homologada por el Tribunal Constitucional, luego que el plebiscito de febrero de 2016 estableció poco más del 50% de los votos opuesto a la nueva postulación del gobernante indígena de izquierdas.

«Creo que es una buena oportunidad de conversar sobre una estrategia por el 21F», puntualizó.

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