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jueves, marzo 28, 2024
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Adiós amigo y colega. In memoriam, Jaime Ríos Chacón

Por Julio Ríos Calderón

Amigo y colega, Jaime Ríos Chacón, Presidente del Directorio del periódico JORNADA, abogado y periodista, falleció a la edad de 79 años. Quedan como legado los valores y enseñanzas de quien como el conocido intelectual consagró su vida al servicio de la información y de la verdad desde las páginas de su medio de comunicación, al que entregó más de medio siglo de existencia. Dirigió con especial acierto y legítima escritura tan importante instancia periodística de la vida boliviana.

Ríos Chacón, orientó serenamente a la opinión del país en torno a los grandes temas nacionales; mentor por naturaleza de sucesivas generaciones de periodistas, que aún hoy son fieles a su ideal, en el cotidiano oficio de informar, JORNADA fue un semillero de periodistas. Sus hijos John Jaime Ríos Aranda, Vanessa Ríos Aranda y David Ríos Aranda, son los herederos de este ejemplo de dignidad vocacional.

Por mucho que nos haya unido con él un sentimiento muy íntimo de solidaridad fraterna, ante su muerte no podemos resignarnos a sumergirnos en aquel silencio, aconsejado por la sabiduría brahmánica, en cuyo fondo de aniquilación es posible participar de la unidad, donde para los seres juntos en la vida, se desmorona el muro de la muerte física y se restablece el sentido unánime de nuestro destino de átomos. Hay evidentemente entre esto y aquello, una penumbra de eternidad a la que no es accesible la palabra, ni aún el pensamiento.

La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.

No es lo que se tiene lo que hace a la persona, sino lo que la persona hace por los demás. Ríos Chacón, vivió la vida con entrega, integridad y convicción. No es importante la edad a la que uno muere, lo que realmente importa es la intensidad con la que se vive la vida. No se muere cuando se ha cumplido a cabalidad la tarea que Dios nos ha encomendado en nuestro paso por la vida. El amigo periodista, ascendió al Cielo, con la satisfacción del deber cumplido.

Por ello, para consuelo nuestro y de su familia, debemos estar seguros de que Jaime no está muerto. Un hombre así, que a su paso por esta Tierra, se destacó como periodista, dirigente, ex – consejero, ex Diputado y miembro de la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP), deja huella profunda, no se aleja del mundo, sólo reposa en la casa del padre.

Su pérdida tan rápida y repentina nos ha conmovido profundamente y resulta muy difícil resignarse a ello, pero fue estupendo compartir parte de su vida, de su habilidad profesional, y de sus valores éticos y humanos. Lo recuerdo con gratitud y cariño, cuando en 1989 me invitó a ser editorialista y columnista de JORNADA hasta 1996. Guardo mis recortes, y hoy son un testimonio de mi amistad y de mi servicio.

La muerte es el comienzo de una historia de amor que viviremos eternamente con Dios y con los seres que amamos. Muchas personas fallecen diariamente en el mundo, pero aquellas que por sus obras trascienden y nos reconcilian con la humanidad, son pocas.

Bien visto, todas las vidas son inconclusas y solamente cuando se entregan a la familia, los amigos, los hermanos, éstos las terminan, como un artesano, dándoles la forma definitiva de su verdad y su esperanza.

La última de esta historia de Jaime Ríos Chacón, de la que no podemos ahuyentar la tristeza, nos impone ser fuertes para seguir luchando y para aceptar nuestro destino con dignidad y sin temor. La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; y no basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces, la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre.

Los recuerdos en torno a todo lo que construyó serán verdaderos homenajes de quienes quedamos en este sinuoso e inquietante camino de la vida. Deja entre nosotros a familia, a quienes el frío de su ausencia, sin entibiará la temperatura del hogar.

Bien visto, todas las vidas son inconclusas y solamente cuando se entregan a los amigos éstos las terminan, como un artesano, dándoles la forma definitiva de su verdad y su esperanza. La última de esta historia de Jaime Ríos Chacón, de la que no podemos ahuyentar la tristeza, nos impone ser fuertes para seguir luchando y para aceptar nuestro destino con dignidad y sin temor.

La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; y no basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces, la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre. Jaime nos deja el recuerdo de su obra, de su ejemplo y la esperanza de que un día, por la bondad de Dios, hemos de volver a reunirnos para siempre en el Oriente Eterno.

Julio Ríos Calderón, es periodista y escritor

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