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viernes, marzo 29, 2024
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Al borde de una «epidemia explosiva»

Guido Pizarroso Duran

Como si se hubiese bajado la bandera para una competencia, la gente ganó las calles en la ciudad de El Alto, así como en otras ciudades donde se comenzó a flexibilizar la cuarentena, con una característica que era previsible, el incumplimiento de las normas de bioseguridad y la extensión del asueto a otros lugares como la ciudad de La Paz.

Por lo menos once mil vehículos comenzaron a circular en la urbe alteña y muchos bajaron a la sede de gobierno. El comercio se liberó casi por completo, mientras los riesgos del coronavirus crecen en proporción al desorden y la irresponsabilidad en las medidas de autocontrol ciudadano.

Las autoridades nacionales, departamentales y municipales tienen gran parte de la responsabilidad en lo que ocurra al no haber podido hacer respetar la cuarentena.

Los especialistas han alertado oportunamente sobre las consecuencias de un irrespeto por las medidas de contención. Ya hay más de seis mil casos comprobados de coronavirus en el país y pasan de 250 los muertos, y pese a ello, hay grupos políticos que alientan a la desobediencia de la cuarentena, exigen que se levanten las medidas de contención, y hasta privilegian su campaña política.

Esta irresponsable actitud atenta contra la seguridad de la población, afecta directamente a la salud y la vida de los bolivianos, pero, desgraciadamente, más puede la angurria de poder que el pensar en la gente.

Es comprensible la necesidad de todos de recuperar la normalidad, pero tiene que comprenderse que primero está la salud y la vida.

Los riesgos son muy grandes al extraviarse las restricciones a la circulación de las personas. Las actividades económicas, la producción, los servicios y el comercio son imprescindibles, pero debieran estar regulados por medidas de bioseguridad que por el momento no existen.

Lo que ocurre en Beni es una muestra de la rapidez con la que el contagio puede cundir.

Pareciera que no conmueve la abundante información que nos dice que en el mundo el coronavirus ha cobrado ya más de 347 mil vidas y ha afectado a un total de 195 países en todo el planeta, infectando ya a casi 5,5 millones de personas y obligando a aplicar restricciones que limitan el confinamiento en más de un tercio de la población mundial. Está comprobado que en los lugares donde se levantaron imprudentemente las restricciones se ha producido un explosivo contagio.

Los expertos que asesoran al Ministerio de Salud han advertido de los riesgos y calculan que cuando los contagios lleguen a su pico más alto, el país acumulará unos 28.000 infectados y que 800 personas perderían la vida a causa del COVID-19. Esa proyección la hizo el director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud, Virgilio Prieto, en diferentes entrevistas. Prieto, especialista en epidemiología y estadísticas, explicó que cada semana que pasa se duplican los casos. En Beni y Santa Cruz, el fenómeno es aún más acelerado. A días de concluir la cuarentena, el Ministerio de Salud advirtió que varios municipios del país, aún están con riesgo alto, y pueden ingresar a una epidemia «explosiva». El último reporte del Índice de Riesgo señala que las ciudades capitales como La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y Trinidad mantienen el riesgo «alto». «Consideramos que estamos a punto de tener una epidemia explosiva, y debiera tenerse mucho cuidado, después de tanto tiempo que se ha sacrificado la población», sostuvo.

La población está en grave riesgo, tanto por la gravedad de la pandemia como por las deficientes medidas que adoptó el gobierno, las carencias del sistema de salud, la inexistencia de medicación segura, y hasta la corrupción que desvía los pocos recursos destinados a apoyar a los enfermos.

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