La presidenta interina, Jeanine Áñez, ratificó ayer a la mayor parte del alto mando militar del país, con tan solo un cambio entre los jefes militares que nombró al asumir el poder de forma transitoria.
Jeanine Áñez mantuvo al comandante de las Fuerzas Armadas, Sergio Orellana, y a otros tres jefes militares, ya que solo cambió a la cabeza del Ejército de tierra del país.
Un acto en palacio
Aunque estaba anunciado un acto en el Palacio de Gobierno en La Paz para la toma de juramento del nuevo alto mando militar boliviano, finalmente el único cambio fue el del comandante del Ejército, Iván Inchauste, quien fue reemplazado por Rubén Salvatierra.
La mandataria ratificó a Orellana como comandante de las Fuerzas Armadas, a Pablo Guerra como jefe del Estado Mayor de la institución y a los jefes de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), Ciro Álvarez, y de la Armada, Moisés Mejía.
Los cuatro se mantienen en el cargo desde noviembre pasado, cuando Áñez les designó tras asumir la Presidencia interina.
Breve discurso de Añez
En su discurso, Áñez agradeció al comandante saliente «por la actitud patriótica y responsable» que demostró durante el ejercicio de sus funciones.
Sin dar mayores explicaciones sobre el cambio, sostuvo que se respeta la jerarquía militar, se ajusta a la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas y «responde a una atribución privativa» como capitana general, por ser jefa de Estado.
«Es deber del militar profesional y de honor poner en práctica todos los valores y principios que fueron inculcados durante su formación y carrera profesional, tales como la lealtad, justicia, equidad y por sobre todas las cosas preservar la integridad, unidad y soberanía nacional», afirmó.