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viernes, abril 19, 2024
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¿Autoritarismo versus democracia?

Tablas es el nombre que en ajedrez se da cuando no hay un desenlace decisivo y ninguno de los oponentes se rinde, por lo que se declara sin ganadores ni vencidos. Pero eso se da en ese juego de talento entre personas capaces de anteponer el honor, la palabra empeñada y el respeto a las reglas del juego. No ocurre lo mismo en política -ciencia de lo posible teóricamente- porque aun cuando los políticos vean que es imposible imponer su posición, se insiste aunque sea por la vía del desastre. Algunas veces, en política, los perdedores alegan «empate técnico» pese a haber sido derrotados, como ocurrió algunas veces en la ajetreada vida electoral del país, es al máximo de aproximación al que llegaron en nuestro medio.

Entre los países donde se estabilizado la democracia, en cambio, gobierno y oposición trabajan de acuerdo al mandato del pueblo, y se respetan las normas que dan potestades y derechos, así como obligaciones a las mayorías y a las minorías. Asimismo, esos países adoptan previsiones sobre el acontecer político, social, económico y hasta cotidiano. Es la prevención que en nuestro país no existe. Por ello se asumen determinaciones que en lugar de solucionar crean conflictos como en el presente donde el país se ve confrontado y dividido por decisiones erróneas. Durante el régimen del MAS se ha sobrestimado la capacidad del gobierno para controlar a los movimientos sociales a los que considera sus aliados, pero el resultado real se lo ha sentido en los bloqueos de carreteras, movilizaciones, huelgas, enfrentamientos, resistencia a la autoridad y hasta decenas de muertes durante los 14 años de gobierno, y parece que en su continuidad no se ha recogido esa experiencia.

Ahora, nuevamente el país está movilizado tanto por la oposición como por el oficialismo. Ayer salieron a las calles los aliados del gobierno para defender lo que consideran un intento por desestabilizar a la actual administración. El presidente Luis Arce participó en el «wiphalazo» convocado por su Gobierno y su partido, y junto a Evo Morales en Cochabamba encabezaron un acto de «desagravio» a la Wiphala. Arce afirmó que si no quieren respetar las urnas «nos vamos a hacer respetar en las calles». Dijo también que el MAS ha «recuperado la democracia y no la vamos a perder. No quieren respetar nuestro triunfo, lo que no ganan en urnas quieren por otros mecanismos», señalo el Presidente.

Pero los cívicos y las agrupaciones que se pronuncian por defender la libertad y los derechos fundamentales también están activos, con el ingrediente del anuncio de los gremiales que dieron un plazo de 72 horas al Gobierno para que se anule el proyecto de ley contra la legitimación de ganancias ilícitas. Este sector, que ya se manifestó masivamente, amenaza con convocar a paros escalonados de 48 y 72 horas. Los gremiales de El Alto de La Paz también ya se pronunciaron y anuncian nuevas medidas de presión. Otro sector que se sumó al rechazo al paquete de nuevas leyes, es el de los cooperativistas mineros que efectuó un anuncio concreto de salir a las calles. Pidió al gobierno que reflexione para hacer leyes consensuadas «o nos vamos a ver en las calles, en la lucha, y ahí vamos a ver quién gana», advirtió el presidente de la Confederación de Cooperativas de Bolivia (Concobol), Braulio Arguedas, en conferencia de prensa conjunta con los cooperativistas del norte de La Paz.

En semejante panorama un hecho notable es que solo el oficialismo asume posición ideológica, defendiendo una tesis que se mantiene desde 2006, que es el control absoluto del poder. La posición ideológica en la oposición prácticamente ha desaparecido. Las organizaciones políticas contrarias al actual régimen no han encontrado la forma de pararse frente al gobierno, y esa situación tiene una explicación: los opositores han quedado sin argumentos políticos, sin propuestas alternativas y no han podido encontrar un líder que los aglutine. Pero sin embargo hay una fuerte oposición que se concentra y une en torno a la defensa de la democracia, el estado de derecho, el respeto a la Constitución Política del Estado, la defensa de los Derechos Humanos, la propiedad privada y los derechos y libertades individuales.

Pero resulta que en su discurso cotidiano el gobierno dice defender los mismos principios, por lo que algo falta para que se logre una ecuación política, y es el respeto por la verdad. El resultado de las urnas ha entregado a Luis Arce la misión de gobernar y la oposición, que está cerca del 50 por ciento de la voluntad ciudadana, aceptó el veredicto de las urnas. En un sistema democrático que se precie de tal, la mayoría gobierna por el bien general y para todos; las otras fuerzas quedan en función de oposición para fiscalizar. Pero cuando esas facciones no lograr posicionarse ni comprender su rol, se fractura la balanza de la gobernabilidad. Las democracias más sólidas lograron consolidarse porque forman gobiernos fuertes con amplio respaldo, que a su vez cuentan con una oposición bien organizada, capaz de ser una alternativa, lo que obliga a los gobernantes a ser eficientes en la administración del Estado y coherentes con sus promesas. Ojalá en nuestro país se pudiese comprender esta realidad.

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