El Gobierno de Bolivia tiene desde ayer una nueva sede, la Casa Grande del Pueblo, plena de símbolos de la diversidad de su Estado Plurinacional y con la que abre una etapa dejando atrás el palacio de época republicana.
El presidente del país, Evo Morales, escenificó este paso histórico con un recorrido entre el Palacio Quemado, sede de Gobierno durante 165 años, y la nueva Casa Grande del Pueblo construida a sus espaldas en pleno centro histórico de La Paz.
«Estamos hablando de la nueva Bolivia», sentenció el mandatario en un multitudinario acto inaugural repleto de referencias a la identidad pluricultural del país.
Evo Morales recorrió a pie el trayecto de unos pocos metros entre la antigua sede que databa de época republicana y la nueva acorde al Estado Plurinacional, en medio de una muchedumbre de organizaciones sociales, grupos folclóricos e incondicionales a su Gobierno.
En un acto con folclore de las distintas partes del país, de la andina a la amazónica pasando por los valles, el presidente argumentó que además de haberse quedado pequeño, el Palacio Quemado que desde 1853 era sede del Ejecutivo «representaba el Estado colonial».
Su estilo neoclásico está lleno de adorno «europeo, romano, español, griego», comentó.
Por ello, «ya era hora de tener esta Casa Grande del Pueblo», exclamó, porque es «el símbolo del pueblo boliviano», un edificio con referencias a las 36 comunidades indígenas de Bolivia con las que «recuperamos nuestra identidad».
La inauguración, no en vano, coincidió con el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
«Ahora tiene los símbolos de los bolivianos», sentenció ante los miembros de su Ejecutivo, cuerpo diplomático y una multitud de ciudadanos en lo que definió como «un día de fiesta, de orgullo».
El presidente concluyó anunciando que como muestra de que la nueva sede está abierta al pueblo, el helipuerto situado sobre sus 28 plantas, con una vista espectacular de la ciudad andina, abrirá los sábados para que parejas recién casadas inmortalicen su momento, y los domingos, para turistas en general.
Un desfile cívico en las calles circundantes acompañó la apertura de esta construcción que acoge ya el despacho presidencial y cinco ministerios del Ejecutivo boliviano, que fue construido desde 2014 con un coste de algo más de 34 millones de dólares.
El costo de la nueva sede genera duras críticas de la oposición en el país, que cuestiona si no hubiera sido mejor destinarlo a otros fines como un hospital de los que necesita el país.
El Gobierno, por su parte, argumenta que se ahorra unos 20 millones de dólares que pagaba en alquileres de esos ministerios y con ello deja de ser «un Estado inquilino».
También los expertos en urbanismo lo critican, porque esta gran mole irrumpe en el centro histórico de La Paz, al lado de su catedral, por su altura y por su moderna estética en pleno casco viejo.
Este viernes a las cinco de la mañana, como acostumbra el madrugador presidente Morales, está previsto el primer gabinete de Gobierno en la Casa Grande del Pueblo.
A sus espaldas, el conocido popularmente como Palacio Quemado, por un incendio que sufrió en 1875, queda como museo en recuerdo de otra época.