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viernes, abril 19, 2024
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Bolivia baja 20 puestos en índice de corrupción

Transparencia Internacional (TI) ha presentado el martes su informe anual sobre la percepción de la corrupción en todo el mundo. En el informe se destaca el impacto que supone la corrupción en la falta de democracia en algunos países. Advierte que «el fracaso continuo de la mayoría de los países para controlar significativamente la corrupción está contribuyendo a una crisis democrática en todo el mundo», señala TI en un comunicado que acompaña el informe. El estudio ha valorado la percepción de la corrupción en 180 países y los que han obtenido mejores notas son Dinamarca, Nueva Zelanda, Finlandia, Singapur y Suecia.

El mapa elaborado por Transparencia Internacional permite ver la clasificación de cada país, y si han mejorado o empeorado respecto al informe del año 2017. Bolivia cayó 20 escalones en el último Índice de Percepción de la Corrupción y se ubica ahora en el puesto 132 de los 180 países analizados. El informe del año pasado ubicaba a Bolivia en el puesto 112. En la región, Bolivia aparece por debajo de la media. Uruguay (puesto 23) y Chile (27) son percibidos como los países latinoamericanos menos corruptos, mientras que Venezuela (168) y Nicaragua (152) se encuentran en los puestos más bajos.

En la zona media se encuentra Costa Rica (48), Cuba (61), Argentina (85), Panamá (93), Colombia (99), Brasil, El Salvador y Perú (105); Ecuador (114), Bolivia, Honduras y Paraguay (132), México (138) y Guatemala (144). El informe destaca, además, la fuerte caída que ha experimentado Estados Unidos, que pierde cuatro puntos con respecto al estudio previo, hasta los 71, y cae hasta el puesto 22 (antes ocupaba el 18), un descenso notable en una clasificación de gran estabilidad que ha llevado a TI a denominar a la primera economía mundial «país en observación».

TI considera que uno de los mayores problemas que puede tener un país es el de la corrupción. Distrae una enorme cantidad de recursos públicos, empeora notablemente los servicios del país y deteriora la legitimidad democrática. Así, el impacto de la corrupción en América Latina y Caribe es enorme. Salvo un grupo reducido de países, como es el caso de Uruguay, Chile o Costa Rica, la situación en el resto de los países no invita a pensar que sus sistemas y quienes participan en él lo hagan de una forma limpia y responsable.

En sus análisis TI reconoce que el problema no es una cuestión sencilla de resolver. La corrupción, como otros muchos asuntos que afectan a los países, es un fenómeno complejo y a menudo arraigado en el sistema del que mucha gente participa en mayor o menor medida. Además, también abarca multitud de cuestiones: desde la distracción a gran escala de dinero o recursos públicos hasta pequeños impagos de impuestos, favoritismos en el sector público y un largo etcétera. Además, es necesario reconocer que la corrupción converge con otras cuestiones de enorme importancia, como la delincuencia o grupos del crimen organizado, como el caso de los carteles de la droga.

En el nuevo informe sobre transparencia, se hace notar también que la forma de hacer política en la región está cambiando, sumándose a una tendencia global en la que líderes populistas y autoritarios están socavando las prácticas democráticas para debilitar el sistema «desde dentro». TI subraya en el estudio el «vínculo entre corrupción y salud democrática» y lo corrobora con datos: la puntuación media de las consideradas «democracias plenas» es de 75 puntos, por los 49 de las «democracias imperfectas», los 35 de los «regímenes híbridos» y los 30 que, en promedio, obtienen los sistemas «autocráticos».

Bolivia desgraciadamente, figura entre los países que sufren una acumulación de problemas que convergen en la misma dirección, la corrupción.

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