El director del Centro Internacional de la Quinua (CIQ), Edgar Solís, informó que Bolivia prevé iniciar la exportación de este grano a China para fines de 2018.
Anunció que se organiza una misión integrada por productores y empresas exportadoras del llamado grano de oro, la cual visitará China en noviembre próximo para contactar directamente con los importadores de este cereal.
«La quinua es un cultivo que se adapta plenamente a las condiciones climáticas del altiplano, valle y oriente, y Bolivia tiene la capacidad de aumentar su producción y cubrir las demandas que puedan surgir», significó Solís, según publicó el periódico Cambio.
Actualmente, dijo, existen en el país cerca de 60 mil productores de quinua y esperan aumentar la cifra a 85 mil, tomando en cuenta la apertura de mercados como China, Rusia y México, interesados en este producto.
Datos oficiales muestran que hasta mayo fueron exportadas 12 mil 487 toneladas de quinua a Estados Unidos, Canadá, Holanda, Alemania y Japón, lo cual generó una ganancia de 28 millones de dólares.
De acuerdo con el director del CIQ el precio del quintal del grano se duplicó en julio, hasta llegar a 600 bolivianos (85 dólares).
La quinua es el único alimento de origen vegetal que provee todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas, equiparándose su calidad proteica a la de la leche.
Sus granos son altamente nutritivos, superando en valor biológico, calidad nutricional y funcional a los cereales tradicionales, tales como el trigo, el maíz, el arroz y la avena.
En Bolivia, que produce este grano en valles interandinos y el altiplano, se destaca la variedad quinua real, exclusiva de la región conformada por los salares de Uyuni y Coipasa a casi cuatro mil metros de altura, en el oeste y sudoeste del país.
El pasado 10 de julio la Comisión del Codex Alimentarius aprobó la norma internacional para la quinua, que fue impulsada por Bolivia, en su cuadragésima primera reunión en Roma.
En opinión de los especialistas, con la adopción de dicha resolución se armonizan las directrices mundiales que regirán la inocuidad y el comercio de ese grano milenario.
Esto se debe a que las normas del Codex se consideran científicamente justificadas y son aceptadas como referentes para la evaluación de las medidas y reglamentos de los países que lo forman.