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martes, abril 23, 2024
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Centenaria casona evoca la rebeldía del caudillo Túpac Katari en Bolivia

La Casa de la Sentencia, sitio en el que hace 237 años la corona española condenó a muerte al caudillo indígena Julián Apaza, más conocido como Túpac Katari, fue restaurada y entregada ayer convertida en museo como símbolo de la «rebeldía indígena».

El acto estuvo precedido por un gran desfile de indígenas en el que participó la ministra de Culturas de Bolivia, Wilma Alanoca, y su colega de Desarrollo Productivo, Eugenio Rojas, junto a autoridades locales.

La casona del siglo XVIII está ubicada en una de las esquinas de la plaza principal de Peñas, una pequeña población del altiplano a 59 kilómetros de La Paz, cerca del lago Titicaca, donde fue descuartizado el líder indígena el 14 de noviembre de 1781.

«Es la renovación de nuestro espíritu de lucha», aseguró a los medios el viceministro de Descolonización de Bolivia, Félix Cárdenas, que resaltó que ahora lo que debe hacerse es rescatar «el contenido, la profundidad y la proyección» de la lucha del célebre líder indígena, uno de los héroes del país.

El viceministro mencionó que Katari fue apresado un 9 de noviembre, «fue torturado aquí, en esta casa, por cuatro días, y al amanecer de un día como hoy, 14 de noviembre, ha sido descuartizado».

La historia cuenta que Katari sufrió una traición de uno de sus colaboradores después de encabezar una sublevación con el apoyo de unos 40.000 hombres, que derivó en el llamado «cerco a La Paz», que sitió a la ciudad en el siglo XVIII en una de las mayores sublevaciones contra la colonia española en esa época.

«Como no pidió perdón, lo descuartizaron, porque si perdía perdón, no lo descuartizaban, solamente lo colgaban, esa era la diferencia», dijo Cárdenas.

El descuartizamiento implicaba sujetar al sentenciado de sus cuatro extremidades con sogas atadas a caballos, que tiraron en sentidos contrarios para provocar la laceración de sus miembros.

El presidente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, Sergio Prudencio, entidad que tiene previsto gestionar el museo, dijo a Efe que el simbolismo de la casona entraña «la rebeldía indígena».

El inmueble con tejado colonial consta de dos plantas y un patio en cuyo centro está un gran árbol, y justamente en el primer nivel se halla la habitación en la que se afirma que Katari pasó sus últimos días y fue condenado a morir.

«Nosotros en lo que hemos contribuido es en la museografía», afirmó Prudencio, en referencia a la exposición que de manera permanente mostrará los detalles de la vida del caudillo en base a «una investigación muy minuciosa».

Los espacios superiores estarán destinados a muestras artísticas rotativas, en este museo abierto al público desde este miércoles.

Para los indígenas aimaras del altiplano, el levantamiento de Katari contra la corona española es visto aún más auténtico que las gestas libertarias de Simón Bolívar u otras personalidades de la época, al considerarse uno de los primeros de la región.

Junto a la entrega de la casona se presentó una veintena de esculturas en piedra hechas por artistas bolivianos y una argentina en homenaje al caudillo, que permanecerán en la población que lo vio morir y en la que pronunció la legendaria afirmación «volveré y seré millones».

El presidente de Bolivia, Evo Morales, recordó en Twitter esa frase, para aseverar que «ahora somos millones», en un mensaje en el que subrayó que «no fue en vano» la lucha de Katari, que significa serpiente en aimara.

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