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COB lleva al gobierno al estado de la UDP por exigir doble aguinaldo

El año 2013 estaban inscritos en Fundempresa 64.450 empresas, decretado y pagado "dos aguinaldos" bajo a 20 mil y el 2014 a 14.500 empresas. Existe "desaceleración de la economía en Bolivia", sostiene la Fundación Milenio.

Para analistas económicos el gobierno de Evo Morales se vio en la obligada necesidad de «flexibilizar» el segundo aguinaldo del año 2017 toda vez que va en crecimiento la desocupación por el cierre de pequeñas, medianas, grandes, empresas y de emprendimiento personal.

Se comprueba que «hay desaceleración de la economía en Bolivia» según estudios dados a conocer por Fundación Milenio.

El Lic. Julio Alvarado, a su tiempo recordó «que en fecha 20 de noviembre del año 2013 el Presidente Juan Evo Morales mediante Decreto Supremo Nº1802, denominado «Esfuerzo por Bolivia», determino que para pagar el beneficio social se debía superar el 4,5% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), entre junio y julio de cada gestión.

Según datos estadísticos hasta el año 2013 estaban inscritas en Fundempresa aproximadamente 64.560 empresas. El 2013, después del pago de dos aguinaldos, bajo a 20.000 empresas.

El 2014, después del pago de dos aguinaldos bajo a 14.500 empresas.

El 2015 no hubo doble aguinaldo. El 2016 la caída del crecimiento del PIB llego hasta 3,94 %. No se pagó «el segundo aguinaldo».

El 2017 y principios de 2018, mediante cuadros de comparación efectuados y dados a conocer por Fundación Milenio, hubo desaceleración de la economía en Bolivia».

Decisión electoral para doble aguinaldo

Pese a datos proporcionados por varias instituciones y las argumentaciones y documentos presentados por la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia y de sectores de emprendimiento unipersonal, el gobierno con decisión «electoral», señalaron empresarios privados, decreto el pago del doble aguinaldo para 2017, flexibilizando el segundo pago hasta el 31 de marzo de 2019.

Muchos sectores afiliados a la Confederación de Empresarios Privados hicieron conocer, «que no están en la posibilidad de pagar el doble aguinaldo por cuanto sus empresas y emprendimientos están en peligro de bancarrota por las coyunturas políticas que no se preocupan de reactivar la economía nacional, por el contrario crece el contrabando, se da facilidades a la producción de origen chino, se esfuerzan en más cargas impositivas a los contribuyentes y dictan decretos con propósitos electorales, manifestaron.

Lo ocurrente, señalan, es que algunos miembros de la Central Obrera Boliviana, declarados en comisión por fuero sindical, que cobran como salario, sobre todo en el caso de los mineros de interior mina, algo más de Bs 23.533, más pulpería, cobrarían el primer aguinaldo Bs 23.533 y el segundo otros Bs 23.533. La COB olvida que el «ejército de desocupados» se va ampliando, pasando a la economía informal y que podría constituirse en detonante de mayores conflictos sociales en Bolivia

Según politólogos, la COB está induciendo al gobierno a que cruce el lindero de la «udepedización» de la economía en Bolivia, pues «con la desaceleración de la misma» podría darse a poco tiempo inflación en los costes de producción y en los costos de alimentos de primera necesidad.

Informe de Fundación Milenio pone en alerta a los bolivianos

«La economía boliviana ha demostrado su extrema vulnerabilidad a potenciales shocks externos de rebaja de los precios de exportación, especialmente de hidrocarburos. En efecto, la caída de precios observada en 2014, 2015 y 2016, ha puesto en evidencia la fragilidad de los equilibrios macroeconómicos presentados hasta 2014. Esta caída viene acompañada de déficits externos y fiscales significativos, que, a su vez, se traducen en mayores niveles de endeudamiento y en pérdida de reservas internacionales».

Se redujo ritmo de crecimiento económico en 2017 y 2018

«Los shocks externos también han reducido el ritmo de crecimiento económico en 2017 y 2018, prosiguiendo la tendencia de desaceleración manifestada a partir de 2015. Si en 2014 el PIB creció en 5.4%, en 2017 este crecimiento se redujo a 4.2%. En el primer trimestre de 2018, la tasa de crecimiento llegó a 4.4%. En ese escenario, es verdad que la recuperación de los precios internacionales, observada durante los dos últimos años, ha devenido un alivio parcial de los desequilibrios macroeconómicos, pero sin llegar a revertirlos. Como resultado, la economía boliviana exhibe una situación incierta, caracterizada por elevados déficits externos y fiscal, así como también por la desaceleración del crecimiento económico y la pérdida de competitividad cambiaria. En 2017 el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos fue de 6,4% y el déficit del Sector Público No Financiero (SPNF) de 7,8% del PIB, lo cual ha implicado un aumento del endeudamiento externo público de $us 2.160 millones y, consiguientemente, del endeudamiento público total de $us 3.713 millones!».

Economía ha empezado a evidenciar problemas estructurales de oferta

«Por cierto, el elevado endeudamiento externo ha amortiguado e incluso evitado una caída más pronunciada de las reservas internacionales del BCB, que en 2017 se redujeron en $us 179 millones, muy por debajo de las caídas de observadas en 2015 y 2016. Ahora bien, más allá de los efectos de la volatilidad de los precios de exportación, la economía boliviana ha empezado a evidenciar problemas estructurales de oferta en renglones productivos claves como minería e hidrocarburos. Lo cierto es que la falta de inversiones importantes en ambos sectores reduce la capacidad de crecimiento de los mismos. De hecho, en 2017 el PIB minero creció en apenas 1.6%, mientras que el de hidrocarburos cayó en 2.4%, durante el primer trimestre de 2018, el sector minero cayó en 2.3%, en tanto que el sector de hidrocarburos creció en 6%, esto último como un efecto rebote de las fuertes caídas del PIB hidrocarburífero en los tres años previos. Por otro lado, la merma de las reservas internacionales, junto con la política de tipo de cambio fijo, tiene impactos contractivos sobre la oferta de dinero. En este sentido, una menor cantidad de dinero puede, a su vez, generar efectos recesivos en la economía, como resultado de un nivel menor de actividad económica, así como de una baja inflación. De hecho, en 2016 la base monetaria se había contraído en 11.8%, luego atenuada en 2017 con una recuperación de 10.2%, apoyada por una política monetaria activa de redención de bonos y de mayor crédito al sector público.

La política de tipo de cambio fijo, a su turno, se ha traducido en una significativa apreciación del tipo de cambio real en los últimos años. No obstante, en 2017 el tipo de cambio real se depreció en 5.1%, debido a la menor inflación y a la mayor apreciación cambiaria observada en los países socios comerciales de Bolivia. Al mes de mayo de 2018 se registra una apreciación acumulada de 30%, desde el año 2010. También se debe subrayar que la exposición del sistema financiero al riesgo crediticio es un fenómeno que va en aumento, en parte por el hecho de que las entidades financieras están forzadas a cumplir las exigentes obligaciones de la Ley de Servicios Financieros. Como resultado, se verifica una expansión excesiva de préstamos ligados a cuotas de créditos, lo cual redunda en un mayor riesgo crediticio, acompañado de problemas potenciales de mora y liquidez para los bancos y, en última instancia, de una tendencia de contracción del crédito bancario («credit-crunch»). Tal como ya se dijo, la caída en los ingresos fiscales, por la reducción de los precios de exportación, pone de manifiesto la fragilidad del modelo de crecimiento económico que sigue Bolivia, por más de una década, sustentado en el uso de los recursos externos para financiar el impulso fiscal, mediante la expansión del gasto y la inversión pública. Agotadas estas fuentes de dinamismo, en una coyuntura de menores ingresos externos y fiscales, la continuidad de dicho modelo se pone en entredicho, debiendo afrontar retos cruciales como su sostenibilidad fiscal, un mayor endeudamiento del sector público y la pérdida acelerada de reservas internacionales. Incluso en un escenario de recuperación de los precios de exportación, no se puede subestimar el peso y gravitación de factores estructurales que limitan sus efectos benéficos. Así, la falta de inversiones en minería e hidrocarburos –un verdadero cuello de botella– conlleva el agotamiento de reservas mineras y de yacimientos hidrocarburíferos, determinando una severa restricción a la capacidad productiva de estos sectores fundamentales y, por tanto, para su contribución al crecimiento general de la economía. De otro lado, la política de tipo de cambio fijo ha generado una significativa apreciación cambiaria, restándole competitividad al sector productor de bienes transables, que ahora tiene mucho más difícil competir con las importaciones –ni qué decir con el contrabando– e incursionar en los mercados externos».

Incrementos salariales sostenidos y beneficios adicionales sobredimensionan los costos laborales

«A ello contribuye, también, la política de incrementos salariales sostenidos y de beneficios adicionales como el doble aguinaldo, que sobredimensionan los costos laborales, sin la contrapartida de mejoras de productividad laboral. Habida cuenta esta suma de factores y restricciones, el presente informe elabora un escenario proyectado del desempeño económico para los próximos tres años, aplicando un modelo de consistencia macroeconómica-sectorial detallado y bajo supuestos hipotéticos, como el hecho de que las exportaciones de hidrocarburos y minerales se mantengan en sus actuales niveles. El resultado que arroja este ejercicio muestra una proyección macroeconómica tal que, de no mediar un ajuste fiscal oportuno, la situación se torna muy delicada para el año 2020, ya que las reservas internacionales representarían sólo el 50% de las importaciones, equivalentes a 7 meses de importaciones. Asimismo, que el peso de la deuda ganaría mucha relevancia con relación a las exportaciones y con la deuda total escalando al 66,7% del PIB. Por cierto, son condiciones que eventualmente harían cada vez más difícil el acceso al financiamiento externo, el cual, ya hoy mismo, se constituye en la base del crecimiento de la economía boliviana».

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