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jueves, abril 25, 2024
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Consecuencias del atentado en Colombia

Es un hecho lamentable, pero evidente, que la violencia crece de manera imparable en muchas partes de mundo, pero especialmente en Latinoamérica. Desgraciadamente, las soluciones tardan mientras los políticos y las autoridades adoptan posiciones contemplativas, que rayan en una tolerancia suicida. Los debates sobre la presencia y los actos de violencia política y del crimen organizado parecen simplemente buscar completar estadísticas, mientras las víctimas se multiplican por la saña de facciones armadas, supuestamente políticas, grupos vinculados al narcotráfico y otros que expanden sus actividades. Lo peor es que en esta ecuación política hay una mezcla explosiva de ideología y violencia que puede saltar fronteras y afectar la paz regional.

Colombia hizo un experimento destinado a buscar la paz y tendió la mano a la guerrilla mediante los miembros del grupo armado autodenominado Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia (FARC), con la esperanza de alcanzar la pacificación. Pero la guerrilla tiene muchas ramificaciones violentas, además de estar ligada al narcotráfico, lo que dificulta cualquier éxito. También se iniciaron negociaciones con el ELN colombiano para pacificar a ese país y dar un ejemplo de que es posible alcanzar la concordia, pero se olvidó que para ello se necesita voluntad de ambas partes.

Mientras se pactó una tregua con la mediación cubana, un atentado terrorista estremeció no solamente a Colombia, sino a toda la comunidad internacional pacífica. El ELN volvió a las andadas y lanzó un coche bomba contra una academia policial de Bogotá, matando a una veintena de personas y dejando cerca de 70 heridos. El presidente colombiano Iván Duque respondió al ataque ordenando que se activen las órdenes de captura a diez miembros del ELN que forman parte de la misión negociadora. Asimismo, revocó la resolución que hacía posible el inicio de negociaciones de paz con el grupo guerrillero.
El gobierno colombiano agradeció la solidaridad por la tragedia que enviara el presidente cubano Miguel Días-Canel, pero al mismo tiempo pidió a Cuba «hacer efectivas las capturas de los terroristas que se encuentran en su territorio y entregarlos a las autoridades policiales colombianas». Son varios los jefes guerrilleros que se refugian en Cuba y otros que van para las negociaciones de paz, como lo hicieron los jefes de las FARC.

Pero el hecho dramático es que los guerrilleros también se refugian en territorio venezolano y el régimen de Maduro nada hace para evitarlo. En varias oportunidades se denunció que la guerrilla colombiana recibía apoyo desde Venezuela. El expresidente Álvaro Uribe fue uno de los que sostiene esa tesis. Medios de comunicación publican declaraciones del Fiscal General de Colombia, en sentido de que cuentan con información que establece la presencia de comandantes guerrilleros del ELN en territorio venezolano.

Asimismo, Venezuela no ha respondido a una nota diplomática oficial de la Cancillería colombiana en torno al paradero de tres guerrilleros del comando central del ELN en su territorio: Antonio García, actual número dos de la organización; el líder histórico Ramiro Vargas y alias Pablito. Existen versiones periodísticas que señalan que miembros del ELN custodian una mina de oro de propiedad de familiares de Maduro, así como reparten en municipios de la zona los alimentos del bono bolivariano.

El rebrote «terrorista» y toda esta situación, sin duda, ponen más tensa la relación entre los dos países. Recordemos que, en septiembre del año pasado, Venezuela denunció una falta de compromiso con la paz de parte del gobierno de Colombia, luego de que el presidente Iván Duque, desconociera a Caracas como garante de un diálogo con la guerrilla del ELN.

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