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jueves, marzo 28, 2024
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¿Crece la economía boliviana?

Las economías de gran parte de los países en desarrollo, e inclusive de algunos altamente industrializados, confrontan problemas debido a la crisis que ocasionó la pandemia al paralizar la producción, el turismo y varias otras actividades. Pero según el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, Bolivia estará ubicado entre los 10 países de América Latina con mayor crecimiento económico este año. Ojalá se cumplan estas proyecciones por bien del país que en estos momentos sufre los efectos de la recesión, desempleo, falta de ingresos y baja en la producción estratégica que ha sido el sostén de la economía en los últimos 20 años, como es el gas natural. A ello se suma el endeudamiento excesivo que es el más alto de la historia de nuestro país.

Para afirmar esa posibilidad de crecimiento, según una publicación de Oxígeno, el ministro Montenegro argumenta que el Programa Fiscal Financiero 2021, suscrito por el Ministerio de Economía y el Banco Central de Bolivia (BCB) en marzo de este año, proyecta un crecimiento de la economía de 4,4% para 2021. En realidad, los organismos internacionales también pronosticaron crecimiento. El Banco Mundial (BM) proyectó un crecimiento económico del 4,7% para Bolivia, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronosticó 5,1% y el Fondo Monetario Internacional (FMI) un 5,5%. Estas estimaciones tienen su origen en los informes económicos oficiales del gobierno boliviano.

Lo cierto es que las medidas tomadas mundialmente para reactivar la economía global, ofrecen perspectivas poco alentadoras para los países en vías de desarrollo. La ONU en un informe emitido a principios de junio, afirma que los esfuerzos para prevenir la crisis tras la covid-19 no han sido suficientes para restaurar la estabilidad económica en muchos países en desarrollo. El Secretario General de las Naciones Unidas António Guterres, asegura que, a más de un año del inicio de la pandemia, los impactos fiscales de la crisis están provocando problemas de deuda en un número creciente de países y están limitando severamente la capacidad de muchos para invertir en la recuperación y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluida la acción contra el cambio climático.

Según el informe de la ONU, 42 economías que obtienen préstamos de los mercados de capital han experimentado degradaciones de calificación para la deuda soberana desde el inicio de la pandemia, de las que seis son países desarrollados, 27 son mercados emergentes y nueve países figuran en la lista de los menos adelantados. Las rebajas de calificación soberana hacen que aumenten los costos de los préstamos, especialmente para los países en desarrollo, lo que, a su vez, puede aumentar el riesgo de que más naciones asuman una deuda insostenible, especialmente si la pandemia de covid-19 es más prolongada de lo esperado.

«A menos que tomemos medidas decisivas sobre los desafíos de la deuda y la liquidez, corremos el riesgo de otra ‘década perdida’ para muchos países en desarrollo, poniendo definitivamente fuera de alcance el logro de los Objetivos para la fecha límite de 2030», expresa Guterres. El informe sobre Soluciones de Liquidez y Deuda para Invertir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, hace un balance de la respuesta de política global desde abril del año pasado, evalúa las brechas y desafíos restantes para su implementación, y propone actualizaciones a las recomendaciones presentadas el año pasado, a la luz de los acontecimientos de los últimos 12 meses.

Las agencias calificadoras han contribuido a exacerbar las crisis. En el caso de Bolivia, la agencia estadounidense S&P Global Ratings cambió la perspectiva de calificación de riesgo de Bolivia de estable a negativa. La valoración se sustenta en la caída del Producto Interno Bruto (PIB), el aumento del endeudamiento externo y el elevado déficit fiscal. Los analistas consideran que por el momento se trata de un cambio solamente en la perspectiva, pero el riesgo existe y esta situación puede perjudicar la capacidad crediticia del país y hacer que si se logra financiamiento, sea a intereses más onerosos. La deuda externa de Bolivia está por encima de 12 mil millones de dólares, sin contar la deuda interna. Por ello es que el gobierno actual se puso en la corriente de pedir alivio a la deuda.

Son varios los países que ya tienen dificultades para acceder al sistema financiero internacional. El informe de la ONU que citamos, destaca la necesidad de alivio de la deuda para crear espacio para las inversiones en la recuperación y para lograr la Agenda 2030. Incluso en casos de deuda elevada, el nuevo endeudamiento debería ser conducido hacia una mejor calidad crediticia si financia inversiones productivas, señala Guterres. Además, dice, el alivio de la deuda también puede liberar recursos, crear condiciones en las que los países puedan volver al acceso voluntario al mercado y puede reducir la deuda de un país y los costos generales de endeudamiento, con impactos positivos en toda la economía.

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