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Darín viaja a la crisis argentina de 2001 en una odisea de justicia poética

Millares de argentinos vieron sus proyectos devastados por la crisis económica y social que sufrió el país en 2001. Uno de los que la vivió fue Ricardo Darín, que en su nueva película lidera a un grupo de vecinos estafados que buscan justicia mientras las clases sociales se «desdibujan» entre ellos.

Esa es la historia que verán los asistentes a los festivales de Toronto y San Sebastián, las primeras grandes citas internacionales de una de las apuestas del cine argentino para 2019, «La odisea de los giles», a cargo de Sebastián Borensztein, que junta por primera vez a Darín junto a su hijo, Ricardo «Chino» Darín, y a un reparto coral con Rita Cortese, Luis Brandoni y Verónica Llinás.

«Cuando algo nos ocurre a todos juntos, se desdibujan las fronteras y todos estamos enfocados en un mismo problema, en un mismo conflicto, a mí me impactó mucho esto», dijo Darín durante la rueda de presentación en Buenos Aires del filme, una comedia negra con fondo dramático coproducida entre Argentina y España.

El largometraje ha sido lo contrario a una odisea, pues se comenzó a gestar hace poco más de dos años a partir de la novela «La noche de la usina», con la que Eduardo Sacheri obtuvo el premio Alfaguara de Novela en 2016.

De la mente del también escritor del libro en el que se basó la oscarizada «El secreto de sus ojos» (2009) salió un relato situado en un aislado y común pueblo de la provincia de Buenos Aires.

Todo comienza en los días previos a diciembre de 2001, cuando el país suramericano comenzó la peor crisis en su historia.

«Me gusta mucho la película por ser algo que nos tocó a todos», sostuvo Darín, ganador de un Goya a mejor actor por «Truman» (2016).

El Gobierno instauró un corralito bancario en que los depósitos de la gente quedaron atrapados en las entidades, hubo una posterior devaluación del peso, los ahorros se esfumaron y los bancos no respondían ante los clientes.

Las experiencias de multitud de compatriotas quedan representadas en la ficción de Borensztein a través de diez vecinos que juntan dinero para abrir una cooperativa rural y a los que su banco local tima el día previo al decreto del corralito, momento en el que se convierten en «giles», palabra que se utiliza en Argentina para definir a alguien tonto y con falta de picardía.

Para Darín, quien interpreta a Fermín Perlassi, un exfutbolista que regenta una gasolinera con el dinero que consiguió en los terrenos de juego, fue eso lo que hizo que conectaran con el guion.

«Nosotros medio que nos encolumnamos (adherimos) detrás de eso, nos sentimos afectados y reaccionamos en forma comunitaria», insistió el intérprete.

Personas de la clase media antes acomodada urden tramas junto a gente de barrios humildes e incluso gente de tendencias políticas contrarias trabaja codo con codo.

Verónica Llinás, una ama de casa casada con Perlassi, afirmó que algunas de sus escenas le produjeron una sensación «catártica» y la llevaron «entrar en una emoción» con el personaje.

Llinás y la veterana Rita Cortese son dos de las tres mujeres de un reparto compuesto casi todo por hombres, pero Darín consideró que, a pesar de que ellas son minoría, lograron el «desafío» de plasmar a mujeres «muy fuertes».

Cortese aclaró: «Sí, mujeres».

Después del engaño del banco, los vecinos deciden hacer algo al respecto, pero Darín subraya que la justicia deseada no es por cuenta propia, como sucedía en otra de sus películas, «Relatos salvajes» (2014).

«En este caso concreto, la hipotética justicia por mano propia gira alrededor de una reparación», dijo, al tiempo que dedicó la película a la gente que pone los hombros todos los días, «que casi generalmente son los mismos siempre».

Remató esa respuesta, de nuevo, Cortese: «Es Robin Hood, un poco».

Y así avanza la película, entre ese espíritu ‘robinhoodiano’ y planes maestros caseros en las antípodas de los hollywoodienses.

A la presentación acudió el reparto casi al completo, entre ellos «Chino» Darín, que ejerce asimismo de productor y actúa con su padre por primera vez en la gran pantalla.

«Me llevo de esta ‘peli’ una experiencia inolvidable de compartir con mi viejo y poder tirar paredes delante y detrás de cámara», indicó el «Chino».

Tanto el hijo como el padre, que en el filme también lo son, aseguraron que aprendieron «mucho» el uno del otro en el rodaje.

Después del primer pase de prensa, el 15 de agosto será su estreno en Argentina y, en septiembre, las pruebas de fuego de dos grandes festivales internacionales.

«Es un honor que nos hayan invitado a San Sebastián y a Toronto, que son dos festivales muy exigentes en donde vamos a poner a prueba hasta qué punto la localía (…) que tiene esta película puede pasar por encima de las fronteras y convertirse en algo universal», indicó Darín.

El director consideró que sí lograrán la empatía de los extranjeros.

«La gente está disconforme en el planeta (…), todo lo que tiene que ver con lo que determina nuestra vida está muy en boga, creo que esto se ve cuando no lo miras desde Argentina», aseveró el realizador, responsable de «Un cuento chino» (2011), sobre el alcance mundial al que aspira con «La odisea de los giles».

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