El asesinato de Paulina Cruz cuando iba a buscar a su hijo al colegio ha vuelto a poner de actualidad una vieja realidad que no mejora en Guatemala: la criminalizaciĆ³n, la violencia y la estigmatizaciĆ³n que sufren a diario los defensores de derechos humanos, que vuelven a estar en el punto de mira.
Esta situaciĆ³n no es nueva. Pero el homicidio denunciado este miĆ©rcoles de Paulina, junto al de Diana Isabel JuĆ”rez a principios de este mes y el de Marvin Yovani Ramos el 28 de agosto, han colocado en boga una realidad oculta aƱo tras aƱo que padecen aquellos que ejercen el derecho a defender derechos.
- Una vuelta al pasado
Esta espiral de violencia, que se ha endurecido desde septiembre del aƱo pasado, coloca a los activistas en un peligro Ā«similarĀ» al que se vivĆa en la dĆ©cada de los 70 o en el proceso de democratizaciĆ³n de finales de los 80 por la Ā«acciĆ³n y omisiĆ³n del EstadoĀ».
AsĆ lo reconoce a Efe la coordinadora de la Unidad de ProtecciĆ³n Defensores de Derechos Humanos de Guatemala, Claudia Samayoa, quien asegura que hay Ā«terrorismo, persecuciĆ³n y criminalizaciĆ³nĀ» contra los activistas, los jueces y los periodistas para Ā«cerrar espacios a la sociedad civilĀ».
Pero no es igual a la Ć©poca de la guerra, cuando Guatemala viviĆ³ durante 36 aƱos (1960-1996) un sangriento conflicto armado, porque a su juicio no existe Ā«un movimiento armadoĀ» o una Ā«vĆa violentaĀ» de la sociedad, que sigue mostrando un Ā«espĆrituĀ» y un compromiso.
AĆŗn asĆ, sĆ se ha retrocedido en Ā«un montĆ³n de espaciosĀ» en la lucha contra la impunidad porque hay Ā«un poderĀ» que quiere regresar al pasado.
- El derecho a defender en datos
El informe de la ProcuradurĆa de los Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos publicado este aƱo seƱala que cada dos semanas asesinan a un activista, que sigue siendo vĆctima de actos de violencia, discriminaciĆ³n o discursos de odio pese a su papel fundamental en la construcciĆ³n y consolidaciĆ³n de la democracia y el Estado de Derecho.
La Unidad de ProtecciĆ³n a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala registrĆ³ en 2017 493 ataques y agresiones de distinta Ćndole contra este colectivo, incluidos 13 asesinatos, mientras que en 2018 hubo 391 ataques y 26 homicidios.
Y este aƱo, con el de Paulina, al menos 13 defensores han sido asesinados con el objetivo de Ā«detener su trabajo y el de su entornoĀ», un nĆŗmero Ā«altamente elevadoĀ» que para Samayoa es Ā«preocupanteĀ» porque muestra cĆ³mo hay Ā«grupos armados y cuerpos ilegalesĀ» que se benefician del Ā«beneplĆ”cito del Estado a travĆ©s de la inacciĆ³nĀ».
- El odio y la impunidad: Los detonantes
Y tal y como han hecho varias organizaciones en los Ćŗltimos meses, la defensora asegura que los discursos de odio en contra de este colectivo, como los realizados por el presidente Jimmy Morales, son el detonador de esta ola de violencia.
Pero Adeline Neau, la investigadora de AmnistĆa Internacional encargada del paĆs centroamericano, advierte de otro mĆ”s: la impunidad, porque Ā«casi la totalidadĀ» de los ataques a los activistas estĆ” sin esclarecer y esto propicia que Ā«continĆŗen los actos de violenciaĀ» sin que los autores se sientan Ā«preocupadosĀ» por las consecuencias.
AdemĆ”s, despuĆ©s de la salida de la ComisiĆ³n Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), el Ministerio PĆŗblico tiene la obligaciĆ³n de defender e implementar un sistema de investigaciĆ³n Ā«eficazĀ» ante el debilitamiento del proceso para que se deje de perpetuar el cĆrculo: Ā«mĆ”s agresiones, mĆ”s impunidadĀ».
- La salida
Aunque esta situaciĆ³n no es nueva y ser defensor de derechos humanos en Guatemala ha supuesto enfrentar Ā«un sinfĆn de violencia, amenazas, ataques, asesinatos, estigmatizaciones o denunciasĀ», Neau admite que la organizaciĆ³n tiene Ā«mucha preocupaciĆ³nĀ» por el incremento de las agresiones, una situaciĆ³n Ā«intolerableĀ» para la que pide acciones.
Y por ello reitera dos llamamientos bĆ”sicos a las autoridades: Ā«la obligaciĆ³nĀ» de proteger a las personas defensoras y evitar el discurso de estigmatizaciĆ³n que Ā«propicia y agrava un aumento de la represiĆ³nĀ», y hacer una investigaciĆ³n pronta y cumplida de todos los crĆmenes para dar con los autores materiales e intelectuales.
Y todo porque el deterioro de la situaciĆ³n de las personas defensoras de derechos humanos y de la libertad de expresiĆ³n, junto a la salida de la Cicig y el debilitamiento de las instituciones de justicia y de derechos humanos, favorecen que las estructuras criminales puedan continuar violando la ley en toda impunidad.
- Poca esperanza ante la limpieza
Samayoa, quien lleva la mayor parte de su vida defendiendo los derechos humanos, tiene poca esperanza de que la situaciĆ³n cambie con el prĆ³ximo Gobierno, que asumirĆ” el prĆ³ximo 14 de enero el centroderechista Alejandro Giammattei, porque tambiĆ©n ha tenido un Ā«discurso de odio y fundamentalistaĀ» en contra de los activistas.
Ā«Ese discurso del odio (ā¦) nos tiene muy preocupados. Son signos de que la situaciĆ³n no solo no puede mejorar, sino empeorar con un discurso antiderechos humanosĀ», proclama, y aƱade que hay la Ā«hipĆ³tesisĀ» de que el incremento de asesinatos en los Ćŗltimos meses estĆ” relacionado con el proceso de transiciĆ³n para Ā«dejarle la mesa limpia al prĆ³ximo GobiernoĀ».
Esto para Ā«acallar las vocesĀ» de todos aquellos que se oponen a la actividad de grandes empresas trasnacionales o mineras por sus efectos devastadores en el medioambiente levantando un Ā«fundamentalismo religioso cristianoĀ» que considera a la autoridad ancestral o guĆa espiritual como Ā«brujoĀ».