El tenista Hugo Dellien espera que la experiencia que vaya acumulando le convierta en «otro tipo de jugador» para dentro de un año llegar más arriba en torneos de Gran Slam como Roland Garros, donde recientemente ya marcó un hito para el tenis boliviano.
Hugo Dellien fue recibido ayer en el Club de Tenis La Paz tras haber dado a su país el primer triunfo boliviano en el torneo parisino en los últimos 35 años, donde se impuso al indio Prajnesh Gunneswaran antes de ser eliminado luego por el griego Stefanos Tsitsipas, sexto del mundo.
Dellien recibió en La Paz una serie de reconocimientos por este logro, que no alcanzaba Bolivia desde la década de 1980.
«Me falta mucho, por supuesto», reconoció ante su público, en un deporte como el tenis «de mucha presión».
Sin embargo, se mostró convencido de que dentro de un año habrá sumado la suficiente experiencia como para saber «manejar» mejor esa presión y convertirse en «otro tipo de jugador», capaz de ganar partidos que perdió en sus últimos torneos en Europa.
«La vara está alta, pero me queda un año más para estar en el Roland Garros» de nuevo y con más bagaje, aseveró.
Dellien espera recuperarse de una lesión de tobillo en un plazo de entre dos o tres semanas, para volver a partir del próximo 13 de junio a Europa, a competir en torneos en Alemania e Italia.
En su cruce contra el griego la pasada semana, un mal apoyo tras un salto le hizo caer mal con el tobillo, ocasionándole un esguince de primer grado, que no le impidió terminar el partido.
Una vez logrado su objetivo de estar entre los cien mejores de la ATP, en el puesto 86, ahora busca escalar entre los 50 primeros al acabar el año.
El joven tenista, de 25 años, expresó su deseo de que ojalá su progreso en un Grand Slam como Roland Garros contribuya a que en su país el tenis reciba más apoyo, al comprobar la «locura» desatada entre los bolivianos con sus últimos éxitos.
El deportista confió en que su ejemplo ayude a que «puedan vivir este sueño» quienes ahora se inician en el tenis en Bolivia, donde reconoció que es un deporte prácticamente solo accesible a quienes pueden costear un club privado.
El tenista de Trinidad manifestó su esperanza en que el tenis deje de ser visto como un deporte elitista y se masifique en Bolivia, donde «podría ser un poco más popular» con más apoyos.
«Sería hermoso», expresó, que en un futuro hubiera diez o veinte bolivianos entre los mejores del mundo.
«Hasta el día de hoy», no notaba el haberse convertido en una figura en su país, confesó.
El tenis boliviano no recordaba un logro similar desde los conseguidos en la década de 1980 por Mario Martínez, que llegó a ser el número 35 del mundo.