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jueves, abril 18, 2024
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Derechos y Libertades: los tesoros más valiosos

Defender las libertades ciudadanas, los derechos humanos y las conquistas civiles deben ser la base de todo principio y accionar del pueblo en todo momento, pero más cuando acude a las urnas porque no solamente debe elegir a los gobernantes, sino que su decisión define el presente y el futuro. Eso está ocurriendo en nuestro país, al salir de una elección general y encaminarnos a otra para elegir a gobernadores, alcaldes y servidores regionales. Es el momento de evaluar las decisiones que se tomaron y las que se asumirán.

Elegir a los más aptos, honestos, transparentes a veces no es tan simple, ya que los ciudadanos apenas conocen superficialmente a algunos de los candidatos. En nuestro país durante los últimos 14 años, los derechos a conocer, al debate y a la transparencia han sido ocluidos por varios factores, y en la coyuntura actual las restricciones impuestas por la pandemia, y las maniobras oscuras de los políticos impiden que el pueblo esté bien informado. Las redes sociales ayudan algo. Las restricciones impuestas por la pandemia evitan la confrontación con la ciudadanía o el debate amplio, sin barreras y condicionamientos.

El derecho ciudadano a conocer a los candidatos es limitado de diferentes maneras, mientras se restringen las libertades de expresión y de prensa.

Lo peor es que la ciudadanía muchas veces no es consciente de las limitaciones a sus libertades y derechos, y permite que se ignoren principios fundamentales, como la plena vigencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, desde el primer artículo, que declara que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos», al número treinta y último, es un mandato rotundo y claro a la vigencia de la libertad. Todavía perviven graves limitaciones, pese a que la Constitución Política del Estado y las Leyes ratifican y en algunos casos amplían los derechos y libertades.

La libertad es una facultad natural de la humanidad. Es cierto que libertad y los derechos son personales, pero no es menos cierto que se ejercen en relación con los demás, por lo que es preciso respetar el derecho de otros.

Por ello es necesario aprender y enseñar a utilizar correctamente esta libertad como inviolable, y a asumir responsabilidad sobre su uso. Además, cada ciudadano debe ser un custodio de estos derechos y libertades.

Bolivia ha logrado construir el proceso democrático a través de décadas de lucha política, social, sindical y regional, en la que el derecho a las libertades ha sido un factor esencial, y poco a poco ha logrado consolidar importantes avances, pero también se han cometido graves equivocaciones.

Existe convicción racional de que, con todas sus limitaciones, «la democracia es el mejor sistema de organización social», porque se ha evidenciado sus logros para los ciudadanos, las comunidades y los países. Pero para defender la democracia es necesario fortalecer la libertad de decir, de denunciar, de discrepar y de decidir. Esto es transparencia en la vida institucional, y dar plena vigencia a la libertad de expresión, que se basa en los derechos del ciudadano a conocer, a enterarse de lo que sucede, la verdad.

Hace algunos años, en una reunión internacional de medios de comunicación en Buenos Aires, en la que participó una delegación de Bolivia, se afirmó «que el silencio es un derecho que se debe respetar». Pero se complementó con el análisis de que «aquellos que prefieren callar o quedar indiferentes, algún día reflexionarán sobre lo que pudieron lograr al alzar su voz».

El silencio, es un derecho, pero es la peor forma de hacerlo. Es preferible argumentar, aclarar y dejar constancia de que existe una voz contestataria frente a la ilegalidad, así como deben sincerarse sentimientos de aliento, cuando las cosas se hacen bien.

Es necesario buscar una convivencia armónica en la que se respete las ideas, se tolere la forma de pensar diferente y se admita la necesidad de la discrepancia, como la única forma de que se fortalezca el sistema democrático.

Las libertades son el mayor tesoro que podemos proteger para el país, para nuestros hijos y el futuro.

Cuando los bolivianos nos embarcamos en un proceso electoral que definirá nuestro porvenir, debemos reflexionar sobre el camino que escogemos, mirando las experiencias de los países exitosos y de aquellos en los que los ciudadanos se ven coartados, restringidos y con muchas privaciones, pese a que potencialmente disponen de enormes recursos.

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