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jueves, abril 25, 2024
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Destrucción autoinfligida

Ronald Torres Armas (*)

La historia nacional se repite, los partidos autoinfligen su propia derrota, son las leyes del caudillaje.

Los excesos de Evo Morales, antes incuestionables, hoy conducen a la implosión interna del MAS y a una grave crisis de identidad en la que se interponen y obstruyen mutuamente los Arcistas, masistas y Evistas, la pregunta es ¿Quién sobrevivirá?

El drama del masismo, en el que todos quieren mandar y ninguno ceder, es el ejemplo perfecto de la autodestrucción al que se encaminan.

Aparece la fragmentación, se acentúa el debate de egos y protagonismos y, finalmente, se impone el sectarismo de reivindicaciones populistas.

¿Manda Arce o manda Morales? ¿Es Arce solo un comodín temporal? Arce quiere demostrar que arranca una nueva y diferente gestión a la de Morales, bienvenido sea.

Excepto que poco cambiará, porque Morales retiene el mando político. Arce, con su pobre liderazgo, quiere disociarse de lo anterior, quiere «corregir errores», pero no es producto de la regeneración política del MAS, el cayó del cielo, no hay voto «Arcista», no existe disputa del protagonismo entre Arce y Morales.

Arce tiene debilitada su salud y no tiene la energía necesaria para adquirir una imagen política individual a nivel nacional y menos un sistema articulado de nuevas ideas desde el punto vista metodológico, ideológico y dirigencial.

No podría, aun si se lo propone, recuperar a la organización del partido e incluso introducir renovación, evitando repetir los personalismos con orientaciones antisistémicas. El modelo económico social de la política masista no cambiará en los próximos cinco años.

Morales, antes que sumar, resta y crea tensiones. Al no creer y ejercitar el pluralismo interno, causa el repudio generalizado y como ya no tiene acceso a todos los recursos del Estado, su poder real está limitado. Mantener la unidad, el mando y la fuerte cohesión de ayer entre el evismo y el masismo, ya no es posible, la ruptura es estructural. No es una conjetura, muchos militantes contribuirán a la derrota de su partido ya que perciben que «merecen más» y que se los relegó a favor del «dedazo».

De cara al futuro, se trata de un rasgo relevante del panorama político. Los bolivianos esperan haber pasado de la fiebre Evista a la moderación y sensatez Arcista y si sectores del MAS pretenden la disociación de la izquierda, para ser exitosa, debe incluir el precio de renunciar a Morales.

Si Eva Copa propone al país un proyecto moderno, pragmático, abierto a los mercados, con dosis de populismo, capaz de arrancarle al MAS parte de su electorado, podría lograr un ensamble entre lo moderno y lo popular, una tercera vía a la boliviana.

(*) Dr. DAEN. Abogado Constitucionalista

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