El 11 de octubre se recuerda el Día de la Mujer Boliviana, y el Día Internacional de las niñas y adolescentes. Debería ser un día de festejo y agradecimiento por lo que representan para la humanidad, pero en lugar de ello es un día de preocupación y reafirmación de una lucha difícil por lograr la igualdad de género, y el pleno reconocimiento de derechos y capacidades. Para colmo de males, en nuestro país poco se logra en la defensa de los derechos de las mujeres y resultan infructuosos los esfuerzos para protegerlas. De acuerdo con información de la Fiscalía General del Estado (FGE), de enero a septiembre de este año se registraron 88 feminicidios.
Hasta este momento, esa cifra se elevó y pasan de 90 las muertes violentas de mujeres a manos de sus parejas o por violaciones. El gobierno ha aprobado una serie de disposiciones legales para proteger a la mujer y facilitar el respeto a sus derechos, pero los mecanismos para hacer cumplir las normas son defectuosos. La realidad en cambio muestra que continúa el mal trato, abuso, discriminación laboral y económica, retardación de justicia e incomprensión, pese a algunos avances y buenas intenciones. Desde el salario menor por el mismo trabajo, hasta las coplas machistas desentonadas de autoridades, burlándose de las mujeres, demuestran que todavía existe una actitud de menosprecio y una débil comprensión del rol de la mujer en la sociedad, en la economía, en la ciencia, en la política y en la familia. Las limitaciones para el acceso pleno de las mujeres en la toma de decisiones persisten y el machismo, desgraciadamente, todavía es una realidad, tanto en el campo como en las ciudades; el sindicalismo no ha podido admitir la igualdad de derechos en el liderazgo y los Órganos Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral, continúan arrastrando el prejuicio de la participación de la mujer como una “concesión”, casi como un favor. La actual campaña electoral demuestra las dificultades de los partidos políticos para cumplir con la paridad de mujeres y hombre en las candidaturas.
Inclusive la ONU ha aprobado normas de protección a los derechos de la mujer, pero su cumplimiento continúa como deuda en la sociedad. El 19 de diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 66/170 con la que declaró el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, con el objetivo de reconocer sus derechos y los problemas extraordinarios a los que se enfrentan en todo el mundo. Unos 600 millones de niñas que hoy son adolescentes se incorporarán al mercado laboral durante la próxima década. Pero la realidad es que la mayor parte están en desventaja y sufren discriminación de género.
En nuestro país, además, cada 11 de octubre se celebra el Día de la Mujer Boliviana, fecha que sirve para recordar y reconocer su invalorable contribución a la familia, a la sociedad y a la Patria, y recordar el natalicio de la maestra y poetiza Juana Paz Plácida Adela Rafaela Zamudio Ribero, quien nació en Coro Coro, departamento de La Paz, el 11 de octubre de 1854. Se estableció el Día de la Mujer Boliviana como homenaje a esta educadora y mujer de letras que, además fue una luchadora por los derechos civiles. Efectivamente, Adela Zamudio se destacó no solamente como poetiza romántica, si no por la defensa de los derechos de la mujer y de la educación laica, enfrentándose a la Iglesia y a una sociedad que en ese momento tenía muy arraigada la fe católica. Fue la primera en alzar la voz para que se separe el poder civil de la Iglesia. Defendió el matrimonio civil y el derecho al divorcio, además de lanzar otras ideas revolucionarias para su época. Desgraciadamente, hoy al concluir la segunda década del siglo XXI, pese a los adelantos de la tecnología y de las comunicaciones, así como el reconocimiento de los derechos humanos universales, todavía persisten actitudes que se resisten a reconocer la plenitud de los derechos de las mujeres, pese a que cada día, su poder se acrecienta y su concurso es más valioso.