La situación económica de equipos de fútbol, debido a la cuarentena que en resguardo de la vida se debe cumplir, es delicada, se ha puesto en evidencia que no se pudo reservar un fondo que alivie la misma y se pueda pagar a los jugadores.
Los directivos de los equipos, han planteado a los jugadores, de los diferentes planteles que están acreditados a la liga profesional, pagarles un 50% por el mes de marzo y un 25% por los meses de abril y mayo, habiendo recibido negativa de los jugadores quienes alegan -objetivamente y en forma humana comprensible- tener que cumplir con requerimientos de sus familias.
Sin embargo, se tiene la esperanza que ambas partes lleguen a un acuerdo ponderado que haga posible que para dentro de tres meses, se pueda iniciar trabajos de preparación física técnica. Lo impensable es que los estadios tengan afluencia de espectadores toda vez que la psicosis, sobre los efectos de la pandemia, ha calado profundo y existe miedo e incertidumbre por los tiempos que pase hasta saber si existe o no vacuna contra el coronavirus.
Una situación ciertamente alarmante para los fanáticos del fútbol.
Así se determine abrir los estadios, no se puede asegurar que hubiere asistencia de espectadores y si el caso prosigue la situación económica de los equipos se verá en situación deficitaria y posiblemente se tenga que pensar en proseguir el campeonato para el próximo año.
A la par de la oferta se supo que algunos presidentes de equipos habían hecho conocer su renuncia para proteger sus intereses y bienes.
De por medio están los contratos que firmaron los jugadores arribados del exterior, que ni por broma pensaron que se presentaría un pandemónium mundial por la pandemia y tampoco se estipula en sus contratos si hubiere imprevistos haber lugar a descuentos de pago de haberes.
Todo un grande problema que ojalá se llegue a comprender, por ambas partes, y cedan en sus posiciones a fin de lograr un acuerdo equidistante de sus posiciones actuales en bien del deporte nacional.