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miércoles, marzo 27, 2024
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Disyuntiva electoral

Dr. DAEN. Ronald Torres Armas

La «encuesta» de Jubileo es preocupante. La Constitución en su artículo 166° prescribe: «…será proclamada a la presidencia y vicepresidencia del Estado la candidatura que haya reunido el 50% más uno de los votos; o que haya reunido un mínimo del 40% de los votos válidos con una diferencia de al menos 10% en relación con la segunda candidatura».

Aquí la pregunta es ¿Podrá Arce acrecentar su diferencia con Mesa de tal manera que alcance a separarse por más del 10% de los votos y ser proclamado elegido en la primera vuelta si existe un 35% de indecisos o que no quieren contagiarse con la pandemia?

Lo previsible es que ambos candidatos, Mesa con apoyo a último momento de un partido opositor al MAS y Arce, podrían ir a una segunda vuelta, dado que Mesa incrementaría significativamente su voto debido al contexto sociopolítico actual que le favorece, lo que impedirá que la diferencia sea mayor al 10%.

La «encuesta» de Ciesmori denota que: el 52% de los electores cambiaría a su candidato favorito votando por quien pueda vencer al MAS el 18-O. Podría esto atribuirse al surgimiento en los electores de una decisión de sentido común de «última hora», una reflexión no con base en el «voto útil» para Mesa, sino un voto dirigido al bien común del Estado y de la democracia. Incluso, la misma encuesta determina que el 76% de los electores que apoyan a Arce ven como su segunda opción a Mesa.

Camacho con el 14%, desplaza a Añez y no es sorpresa, consolida una fuerza regional, que con 1,8 millones es la mayor población de electores del país. Como tercera fuerza, está llamado a volcar el voto cruceño a favor de Mesa y/o, a ejercer de árbitro ineludible en el futuro Parlamento.

Añez, resultaría cuarta, pero en política nada está descartado se sube, se baja. El resto de candidatos son herederos de la banalidad electoral.

Hay un voto anti-MAS muy fuerte que Mesa podría capitalizar induciendo al voto con «sentido común» de los cruceños y de los indecisos para repetir lo del 2019; aun así, esta vez no tendrá la contundencia del año pasado, porque ahora hay dos nuevos candidatos con apoyo concentrado en sus regiones.

Bolivia se encamina hacia una nueva elección en la que se impondrá el centro ideológico político. El malestar social, cansado por los abusos del populismo y las experiencias involutivas del liberalismo, ha ocasionado un desplazamiento del espectro sociológico hacia posiciones moderadas.

Mesa representa el «centrismo» como la opción lógica para persuadir los votos de la centro-izquierda y de la centro-derecha.

No obstante, el tirón electoral que se le dé a Mesa puede ser decisivo para entregarle el poder, la respuesta debe satisfacer los intereses, necesidades y prioridades de la ciudadanía con una posterior buena labor de gobierno.

El elector debe saber que cada cinco años tiene la oportunidad de recuperar la soberanía con su voto, es la única ocasión en la que solo él decide.

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