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jueves, abril 25, 2024
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Documenta en un libro de familia 45 años de abusos contra su madre

Los recuerdos dolorosos que vivió Douglas Almanza cuando era niño, las golpizas que su padre les daba a él y a su madre le han impulsado a escribir «Crónicas de una vida de abusos», un libro que ha provocado la apertura de una investigación judicial en Bolivia.

En el texto, de más de unas cien páginas alimentadas por fotografías, informes y documentos de distintas épocas, Almanza describe descarnadamente la vida de su madre Ruth junto a la de su padre Juan Julio, un militar boliviano en extremo violento, apegado al alcohol y con una concepción religiosa severa.

Douglas, ahora con 40 años, dijo a Efe que su principal intención al realizar ese texto es «tener un respaldo» documentado de los sucesos y que si en algún momento le pasara algo, alguien de su familia pueda continuar con la tarea de que los hechos que ahí se relatan no queden impunes.

«Lo que quiero es que (el libro) quede como enseñanza» para otras generaciones de su propia familia, dijo sobre el texto al que tuvo acceso Efe y que está previsto que próximamente sea publicado.

Los años de suplicio

Los capítulos se presentan cronológicamente en función de los destinos militares que tuvo su padre en las poblaciones de Boyuibe, La Paz, Tiquipaya, San Matías o Cotapachi, en distintas regiones de Bolivia, en las décadas de 1980 y 1990.

El inicio indica que Juan Julio, de 16 años, ya había iniciado una relación con Ruth, que tenía 12, y que tres años después se produjo el nacimiento de Douglas atendido por una partera en una habitación que la llamaban «el depósito» y que en ese «hasta la tijera para cortar el cordón (umbilical) estaba sin filo».

Douglas menciona que las agresiones comenzaron cuando él tenía 5 meses de nacido y que en reiteradas ocasiones su padre amenazó a ambos «con su arma reglamentaria».

En Boyuibe «mi madre adopta el hábito de resguardar su integridad y la mía escondiéndose detrás del árbol cerca de la casa hasta altas horas de la madrugada esperando que mi padre llegue a la casa a dormir su borrachera», relata.

Entre 1982 y 1985, Douglas cuenta que su madre tuvo cuatro abortos, sin tomar en cuenta al menos otros dos posteriores, debido a las palizas que le propinaba su padre y que en una ocasión presentó complicaciones serias debido a una infección que estaba provocando una gestación interrumpida por los golpes que le dio Juan Julio.

En La Paz, en 1986, «me sacaba a la calle y me metía en una bañera con agua fría, cuando ya estaba casi con hipotermia me sacaba de la bañera en la calle y me seguía golpeando; cuando mi madre intentaba defenderme nos golpeaba a ambos nuevamente», detalla en otro capítulo.

Esos hechos crueles se reproducen una y otra vez, palizas que derivan en internaciones clínicas de su madre Ruth, que le dejan secuelas de tartamudez, agresiones con armas cargadas y encañonamiento en la cabeza, azotes con cadenas dentadas, todo Juan Julio lo justificaba con invocaciones a Dios.

«El libro está enfocado a mi mamá, (aunque) tiene algunas cápsulas que habla de mí, sobre todo cuando soy menor de edad», aclaró Douglas, quien también mencionó que muchas de las agresiones de su padre hacia él no han sido detalladas.

Sin un final feliz

La historia de Ruth al lado de Juan Julio ha estado marcada de separaciones y retornos a la vida juntos, a pesar de que hace algunos años algunas valoraciones médicas establecieron que el hombre, ahora con 61 años, padece de un «síndrome de dependencia al alcohol» y esquizofrenia.

Douglas dijo que desde sus 12 años, su mamá «está adoctrinada» por su papá, y que cree que esa es la razón por la que ella, ahora con de 57, y su hermana menor permanezcan al lado de su agresor y que esta última continúe ese ciclo de violencia con una pareja que también la golpea.

«Mi madre ha entrado a intervenciones quirúrgicas por las golpizas de mi padre (…) y -mentalmente- está dañada», por eso «quiero que las leyes se hagan ver y que se haga justicia», dijo.

Hace algún tiempo, y apoyado en su familia materna, Douglas, que asegura no querer que este ciclo se repita, ha iniciado un proceso judicial contra su padre con la idea de hacer que se tomen medidas de protección a favor de su mamá.

«Pido el bienestar de mi mamá y de mi hermana menor», pero «la víctima está con su victimador», lamentó Douglas que tiene prohibido por parte de su padre acercarse a la casa en la que ambos conviven.

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