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viernes, marzo 29, 2024
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Dos modelos de burgueses de derecha y de izquierda

Dr. DAEN Waldo Torres Armas

Los actos y decisiones del régimen, que impide la llegada de cooperación para delimitar, controlar y extinguir el fuego en la Chiquitania, delatan que no cuenta con una escala de valores que le permita discernir lo que es correcto de lo que no y lo que es bueno de lo que es malo.

Aun conociendo la incapacidad del país para actuar solo, rechaza la ayuda a pesar del clamor de las víctimas. Faltos de principios y de una cultura política y ética básicas, los parlamentarios guardan lealtad a un caudillo y a un partido, no cumplen su misión de representar a la comunidad política y no velan el interés general, dando la espalda a la ciudadanía. Es la política de la torpeza.

El régimen político establecido funcionó hasta que llego el hastío de los ciudadanos que permitieron que rija sus vidas en relación a él hasta que dejaron de hacerlo. Las demandas sociales han rebasado la capacidad de respuesta del régimen y la administración pública es vista como lenta, ineficaz y corrupta. Los bolivianos han decidido que Morales ya no los representa. Situado por encima de la Ley y fuera de cualquier control parlamentario e institucional, ha devenido en actuar como dictador.

La seudodemocracia boliviana tardó en apostar por la mejora de sus instituciones y el freno al hiperpresidencialismo.

Siempre hubo Olañetas que creen poder cambiar o hacer historia, incluso a costa de provocar desgracias y catástrofes con sus decisiones y omisiones. Pero su reiteración actual hace temer que estemos desarrollando un sistema retrogrado por contagio. Leer y escuchar las cosas que proclaman sin vergüenza los detentadores del poder, escandaliza sin límite. A los empresarios, madereros y cocaleros, les trae sin cuidado las protestas o la indignación pública. Se sienten cómodos incumpliendo las normas y convenciones aceptadas por todos y su imbecilidad acaba siendo un modo de vida. El peligro es que un día dejen de indignar y se pase a la rebelión como respuesta a la imposición al resto, de normas y conductas ilegítimas, ilegales e injustas.

El caudillo que ignora la trascendencia superior del Estado y de las instituciones es peligroso para la sociedad, porque se considera con grandeza moral para decir o hacer lo que le venga en gana. El drama es que quien confía en él termina comportándose igual.

La desgracia ocasionada a la Chiquitania provoca incredulidad, indignación y presagia más desastres. El problema no es que la derecha y la izquierda muestren desacuerdos metodológicos. Es que tienen dos modelos de país incompatibles. No discrepan sobre cómo hacer feliz a los bolivianos, sino sobre a qué gente hacer feliz. Un país, dos visiones. Mala concepción. La idea actual del plurinacionalismo agresivo que quiere ser autárquico y vivir aislado, sin escuchar a la disidencia, debe aprender que la cooperación y colaboración política es la que genera estabilidad y progreso. De esto trata la política democrática, de acordar y ejecutar las políticas públicas territoriales mediante vías consensuadas para avanzar, para resolver los conflictos o la diversidad de intereses o puntos de vista existentes en una sociedad plural y compleja como la nuestra.

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