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jueves, abril 18, 2024
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El derecho a la libertad de expresión

Bolivia recuerda hoy, 10 de mayo, el Día del Periodista, en momentos en que en todo el planeta el periodismo se ve impedido de informar libremente, pero esta vez no son los enemigos de la libertad de expresión los que coartan este derecho, es la pandemia del coronavirus que ha puesto en cuarentena a muchos comunicadores, restringido temporalmente a otros, mientras la mayoría se da modos para conocer los hechos e informar gracias a los avances de las telecomunicaciones que permiten realizar entrevistas a distancia, despachar noticias por internet y practicar el teletrabajo.

Bolivia es parte de este modo limitado del ejercicio del periodismo debido a que los periódicos dejaron de imprimir sus ediciones impresas y mantienen sus ediciones digitales-virtuales. Los canales de televisión apelan a las teleconferencias y a algunos desplazamientos con algunas medidas de bioseguridad. Las radios se acogen a los celulares que les permiten llegar hasta las fuentes de información, abren sus micrófonos para que el público, las autoridades y los políticos lleguen a la gente. Esa la realidad de esta profesión que no para nunca, ni feriados ni fiestas de guardar, menos cuando hay tragedias, ya que es allí donde siempre está presente el reportero, el fotógrafo, el periodista, el camarógrafo para dar testimonio de lo ocurrido.

No en vano se afirma que la profesión de periodista es una de las más riesgosas del mundo. La Federación Internacional de Periodistas (FIP) registró el año pasado un total de 49 comunicadores que perdieron la vida haciendo su trabajo. La cifra es menor respecto a 2018, cuando murieron 95 periodistas. Bolivia, desgraciadamente, no está al margen de las agresiones a periodistas, amenazas y coacciones, pasando por la judicialización del derecho a informar y ser informado.

Los medios de comunicación y los periodistas han tenido que lidiar con todo un conjunto de maneras innobles por parte de gobiernos, políticos y grupos sociales manipulados políticamente y también por intereses poderosos.

Durante los 14 años en los que el MAS estuvo en el poder se consideró a los periodistas como «enemigos», el propio Evo Morales se encargó de calificarlos así.

El anterior gobierno utilizó la publicidad estatal para beneficiar a quienes halagaban su egolatría y pretender acallar a los medios independientes críticos al régimen. Recordemos que Evo Morales Ayma anunció el año 2009 que «la publicidad oficial no se otorga a medios de comunicación que hacen política partidista u ofenden al gobierno”.

La actual ministra de Comunicación del gobierno de transición, reveló que «solamente entre 2011 y 2019, el gobierno del MAS gastó Bs. Mil 718 millones en publicidad otorgada a 10 medios de televisión, 10 radios, y a uno que otro medio escrito», de su conveniencia, sin especificar de qué medios se trata.

Pese a todas las agresiones recibidas, el periodismo boliviano ha defendido y defiende la libertad de expresión, de prensa y difusión del pensamiento, enfrentando a los regímenes que intentaron cambiar la Ley de imprenta. Entre ellos al régimen de Evo Morales que en su primer periodo y cuando era diputado Iván Canelas se pretendió abrogar dicha Ley. La libertad de expresión no es un privilegio de los periodistas, es un derecho de toda la sociedad en sus diferentes estratos. Es uno de los derechos humanos fundamentales y es un deber civil defenderlo de toda presión o acoso.

La actual Ley de Imprenta de nuestro país, pese a su antigüedad, es garantía para el derecho a conocer y estar informado, rige desde 1925, luego de haber sufrido algunas modificaciones desde la primera norma que fue aprobada durante el gobierno de Antonio José de Sucre en 1826. En el portal de La Escuela de Medios (EDM) se recuerda que el 10 de mayo de 1865, Mariano Melgarejo mandó ejecutar al periodista Cirilo Barragán por un artículo que molestó al dictador.

El 10 de mayo de 1938, Germán Busch decretó el Día del Periodista. Con su medida se daba el primer paso para reconocer esta actividad como una profesión y se validaba el derecho a la jubilación.

Se trata de una fecha con alto contenido emblemático porque funde en una idea la denuncia contra el despotismo y toda forma dictatorial de atentar contra la libertad, y el reconocimiento al sacrificado oficio de informar, orientar, comunicar, denunciar el abuso y la prepotencia, en defensa de principios y valores fundamentales de las personas.

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