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viernes, abril 19, 2024
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El futuro de Bolivia depende del voto ciudadano

Hoy Bolivia define su futuro en las urnas, y son los ciudadanos los que tienen en sus manos el poder de decisión que marcará el destino de más de 12 millones de bolivianos. Los ciudadanos acuden a las urnas en condiciones de riesgo, por el coronavirus, pero con tremenda responsabilidad sobre sus hombros de elegir al Presidente, entre opciones antagónicas que ofrecen, por un lado, rescatar la democracia y las libertades, y por el otro, continuar la senda trazada por el socialismo del siglo XXI, que fue adoptado por el venezolano Hugo Chávez, junto a Fidel Castro, Lula da Silva, y varios otros expresidentes que plantearon un esquema dictatorial de poder para Latinoamérica, al que se sumó Evo Morales.

Es necesario que los ciudadanos mediten sobre la responsabilidad que toda persona tiene ante la sociedad, ante su familia y ante sí mismo. La democracia le permite al ciudadano participar de la toma de decisiones, aunque este derecho generalmente es escamoteado por los políticos. Pero en las elecciones, es el ciudadano el que tiene en su poder la capacidad de decidir y marcar el rumbo de la política.

Este es el momento en que el ciudadano puede hacer conocer su voluntad, demostrar su poder, y evitar más engaños y atropellos al sistema democrático y al ordenamiento legal.

Con su voto, el ciudadano mide la capacidad e idoneidad de los candidatos a Presidente, vicepresidente, senadores y diputados, que deben demostrar dotes morales, idóneas, éticas y profesionales.

Una serie de limitaciones conspira para que el pueblo conozca plenamente a los postulantes, que se esconden detrás de la propaganda, de manera que rara vez rinden cuenta de sus actos. La palabra ética, implica la valoración moral de los actos humanos, y en el caso de los candidatos, es necesario valorar su conducta, honestidad, respeto por la verdad, responsabilidad y cuidado porque sus actos tomen en consideración sus consecuencias. Esta es también la oportunidad para recordar los antecedentes de los que aspiran a ser funcionarios públicos, en relación al respeto a la Ley, respeto a lo ajeno y cumplimiento del deber, que implica también la responsabilidad de administrar y cuidar la administración de la cosa pública.

La ciudadanía tiene que exigir a los políticos y servidores públicos que tienen que asumir la dimensión de la responsabilidad frente a la sociedad. Los candidatos deben tomar en cuenta que desde el momento que demandan el voto de los ciudadanos, se imponen el deber de cumplir las Leyes, y se obligan a actuar con rectitud y honradez, procurando satisfacer el interés general, desechando todo provecho o ventaja personal, obtenidos por sí, o por terceros.

El candidato debe saber que, como presidente o parlamentario, es un servidor público, y se debe al Soberano mandante, y está obligado a responder por sus actos; debe desarrollar sus funciones con respeto y sobriedad, usando las prerrogativas inherentes a su cargo y los medios de que dispone únicamente para el cumplimiento de sus funciones y deberes. Cuanto más elevado sea el cargo que ocupa, mayor es su responsabilidad para el cumplimiento de la Constitución Política, las Leyes y normas.

Es imprescindible que los candidatos conozcan su derecho a ser elegidos, a ser respetados y a que se presuma su inocencia, pero también tienen que tomar en cuenta sus deberes ante la sociedad, el Estado y la Ley, de manera que desde el momento en que participan en las elecciones, asuman su responsabilidad y no prometan algo que no pueden cumplir, ni lancen acusaciones que no están en condiciones de probar.

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