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viernes, abril 19, 2024
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El órgano electoral, ante el reto de recuperar la confianza ciudadana

El organismo electoral de Bolivia trabaja hacia las elecciones generales del próximo 3 de mayo con la meta de restablecer la confianza ciudadana que quedó rota tras la anulación de los comicios de octubre en medio de denuncias de fraude, aseguró en una entrevista con Efe su presidente, Salvador Romero.

Romero fue parte entre 2004 y 2008 de la entonces Corte Nacional Electoral que con la Constitución promulgada en 2009 fue sustituida por el Órgano Electoral Plurinacional, cuya máxima instancia es el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Su retorno a ese organismo señala su «compromiso con el país y la democracia», según aseguró a Efe.

Pregunta: ¿Cuál ha sido la magnitud de lo ocurrido en 2019, con unas elecciones presidenciales truncadas?

Respuesta: La anulación de la elección 2019 ha sido un evento traumático para el organismo electoral, pero también para el país y la democracia.

La anulación de una elección presidencial en América Latina se produjo por primera vez en el siglo XXI desde la elección fallida de Alberto Fujimori en el año 2000, y en Bolivia ya han pasado más de 40 años sin que se anulara un proceso electoral.

Por lo tanto, estamos ante un evento traumático, difícil y a partir de él nos toca reconstruir al organismo electoral para llevar adelante un proceso electoral limpio en 2020.

P: ¿Cuán difícil va a ser esta tarea teniendo en cuenta que hay vocales procesados, puestos vacantes e infraestructuras que quedaron dañadas?

R: El organismo electoral ha salido de un proceso difícil por una doble razón. Por un lado, la infraestructura en muchos tribunales departamentales quedó completamente destruida, como en el caso de Potosí, o en otras circunstancias con daños serios.

En varios departamentos el trabajo que van a tener que desarrollar vocales y funcionarios electorales va a ser complejo porque carecemos de una infraestructura básica.

Por otro lado, el organismo electoral tenía hasta fines de 2019 aproximadamente un 15 por ciento de vacancias en puestos técnicos especializados y estamos haciendo un esfuerzo para llenarlas con profesionales que tengan las debidas competencias.

P: ¿Qué pasa con el estigma que ha quedado en torno al organismo electoral a raíz de los sucesos de 2019?

R: La anulación de la elección ha dejado un vínculo roto en la confianza entre la ciudadanía y el organismo electoral y hoy toca reconstruir ese lazo de confianza.

Bolivia ha tenido la experiencia de un organismo electoral que era confiable, que daba resultados certeros. ¿Cómo se recupera esa confianza? Por un lado, un trabajo que sea técnicamente sólido y por otro lado políticamente imparcial.

P: ¿Cuál es el diagnóstico del organismo electoral para establecer que la imparcialidad política y el criterio de calidad técnica tienen que ser los pilares de este proceso?

R: Estos son los elementos que definen la integridad de una elección, responden a la experiencia y a la historia del país. Cuando el país confió en el organismo electoral es cuando la autoridad se comportó con estos dos elementos.

Cuando estos elementos empiezan a resquebrajarse o a fallar, la ciudadanía empieza a dudar sobre la autoridad y el proceso electoral y, por lo tanto, esta es una de las lecciones más importantes de la historia del país, pero es también lo que nos muestra la experiencia internacional comparada.

P: El hecho de que en el periodo democrático haya una elección señalada de fraudulenta, ¿es un retroceso para la institucionalidad democrática?

R: Ciertamente la anulación de una elección es un golpe duro que excede al organismo electoral, golpea al país y a la democracia y lo que toca es reconstruir la institucionalidad del organismo electoral para que no se repita una situación de esas características.

El precedente de 1978, que fue la vez anterior que se anuló una elección, derivó en un proceso que fue muy complicado para el país. Se abrió una época de gran inestabilidad política, se descarriló en ese momento la transición a la democracia, cientos de bolivianos fueron asesinados en ese periodo y finalmente cuando regresamos a la democracia estábamos al borde del abismo económico.

Esa es una lección que el país no debe olvidar. Los procesos electorales tienen que desarrollarse bien porque el fracaso de un proceso electoral acarrea costos muy elevados.

P: El de 2019, ¿es el peor fracaso electoral en la vida democrática continua de Bolivia?

R: Si tomamos el tiempo desde la reinstauración de la democracia hasta hoy, ha sido la única elección que ha sido anulada y eso representa un trauma para el organismo electoral y el país.

P: Usted mencionó que la corte de los «notables» (la primera Corte Electoral no partidista de Bolivia designada en el Congreso en la década de 1990) que permanece en la memoria de la gente dejó la vara alta.

R: Así es, durante dos décadas, la Corte Nacional Electoral imparcial que comienza la gestión en 1991 consiguió organizar procesos electorales que fueron transparentes, limpios, confiables para la ciudadanía. Esa es la vara alta y no es una vara que intimida, más bien es una vara que estimula.

El organismo electoral debe recuperar la confianza y la fórmula es conocida, es trabajo técnico serio, sólido e imparcialidad política.

P: ¿Qué ocurrió en estos últimos 14 años que han culminado con una elección anulada?

R: La elección de 2019 llegó altamente cuestionada, existía una profunda desconfianza de la ciudadanía en el organismo, en el proceso electoral, pero hoy toca mirar sobre todo hacia adelante.

Ese creo que es el desafío del organismo electoral y vamos a recuperar esa confianza en la elección de 2020. La estamos preparando con seriedad y estamos buscando tener un comportamiento equidistante políticamente frente a todos los actores políticos y candidaturas y esa es la traducción de la imparcialidad.

P: ¿Cuán compleja va a ser esta elección teniendo en cuenta este componente de conflictividad que ha dejado el proceso fallido?

R: Estamos convencidos de que todos los actores políticos y sociales van a contribuir al desarrollo de una elección que sea limpia y que se desarrolle en un ambiente de paz y tranquilidad.

Creo que hay la consciencia en el país de que la elección 2020 es crucial para el futuro democrático de Bolivia y los actores políticos e institucionales han dado señales importantes en este sentido, por ejemplo, con la aprobación por unanimidad de la ley que enmarca el proceso electoral 2020 y con la elección de los vocales del Tribunal Supremo Electoral y de los tribunales departamentales.

P: También ha señalado que en estas elecciones está en juego más que la elección del Ejecutivo y el Legislativo.

R: Ciertamente en el país, luego del proceso de 2019, ha quedado tensiones fuertes, polarizaciones muy marcadas y en ese sentido, la función de la elección 2020 no es solamente elegir a las autoridades que se encargarán de la Presidencia y de la Asamblea Legislativa, es también ser el espacio del reencuentro de los bolivianos.

Es el momento en que todos los ciudadanos expresemos nuestra convicción común de querer vivir en democracia y, por lo tanto, la tarea que tiene la elección de 2020 es mayor que la que habitualmente tendría una elección.

P: ¿Cree que esto va a ser posible, que el proceso electoral posibilitará este reencuentro?

R: Las tensiones ciertamente están marcadas, las polarizaciones permanecen y es por eso que todos los actores debemos contribuir a que la elección se desarrolle en las mejores condiciones posibles para que sea efectivamente el momento, el lugar del reencuentro de los bolivianos alrededor de los valores democráticos.

P: ¿Fue acertado o un error el haber adelantado a 2019 las primarias, inicialmente previstas a partir de 2024?

R: Creo que ya no vale la pena estar mirando al pasado salvo para sacar lecciones que nos permitan conducir mejor el proceso electoral 2020 y los procesos venideros.

Para esta elección, los actores políticos optaron por eliminar las primarias. No han desaparecido de la legislación, simplemente se ha señalado que, con el fin de facilitar el proceso de transición y una transmisión rápida de mando, en esta oportunidad no están contempladas.

P: La reelección indefinida, ¿se podía considerar un derecho humano?

R: Este es un tema que ya el país ha zanjado con la aprobación de la ley que regula el proceso electoral 2020.

Es el momento de mirar hacia adelante, ese es el compromiso del órgano electoral, recoger todas las lecciones. Creo que los actores políticos también así lo han realizado (…)

P: ¿No existe el riesgo de que al final de este proceso electoral se quieran desconocer los resultados por alguna acusación al organismo electoral?

R: El proceso electoral 2020, por las características especiales en las que se está realizando, después de recibir el legado de una elección anulada, necesita el acompañamiento de todo el país (…)

Bolivia requiere de manera indispensable que la elección de 2020 sea exitosa y eso significa que se pudo desarrollar de una manera adecuada desde el punto de vista técnico, donde el conjunto de las fuerzas políticas pudieron participar en un ambiente de libertad y que terminaron con resultados electorales que el conjunto de la ciudadanía y las fuerzas políticas aceptó porque han reflejado cabalmente lo que la ciudadanía votó.

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