Parece que una sombra obstruccionista se cierne sobre la industrialización del Mutún, proyecto que ha sufrido los lamentables fracasos que hacen pensar que, para tanta falla, deben existir razones objetivas que tienen que identificarse y alcanzar soluciones legales, técnicas, operativas y económicas. Se trata de una aspiración nacional que hasta ahora se ha visto frustrada casi siempre por las mismas razones. La improvisación, imprevisión y ausencia de estudios de factibilidad confiables, que permitan dar certeza a uno de los objetivos industriales más ambiciosos del país.
Hace tres meses fue promulgada la Ley 1038, que aprobó un millonario crédito chino por 396 millones de dólares destinado a la instalación de la Planta Siderúrgica del Mutún, pero poco se ha avanzado. Publicaciones de prensa atribuyen este hecho al moroso proceso administrativo.
Antonio Tudela, en su condición de representante de Puerto Suárez ante el Directorio de la Empresa Siderúrgica de Mutún (ESM), informó que hasta ahora no se ha logrado protocolizar el contrato. Pero hay mucho más por qué preocuparse ya que las causas para el fracaso de los proyectos anteriores no han desaparecido, y en todo caso se ahondan. Por ello entre el comité cívico y especialistas en siderurgia ven que el proyecto ha emprendido una carrera de obstáculos cuesta arriba, hecho que genera preocupación y escepticismo.
El hecho es que en el desarrollo de la idea de explotar el yacimiento de hierro más grande del continente ha confrontado obstáculos de diversa naturaleza desde sus inicios. Se estima que el yacimiento cuenta con 40 mil millones de toneladas del mineral, hecho que es alentador, pero las condiciones internas del país, la legislación hostil hacia el capital internacional y la ausencia de seguridad jurídica, desalientan a las grandes empresas que poseen tecnología de punta. Por ello, a las invitaciones del gobierno solamente responden empresas de dudosa solvencia.
Recordemos que primero fue la empresa brasileña, EBX, que pretendía utilizar para los hornos carbón vegetal, en un franco atentado contra el medioambiente, no solamente por la contaminación, sino porque inducía a la deforestación de los bosques aledaños. Por ello se desestimó el contrato y el gobierno actual, el año 2007, escogió a la firma india Jindal Steel, que ofreció invertir millonarias sumas y crear miles de empleos en el país. Pero abandonó el proyecto y el gobierno al anular el contrato unilateralmente, se vio envuelto en una demanda por más de 22 millones de dólares.
Ahora es una empresa china la contratada para construir e instalar la planta siderúrgica que demandará una inversión de 466 millones de dólares. Se trata de la empresa Sinosteel Equipment y Engineering, que se comprometió a entregar la planta no sólo funcionando sino produciendo acero de alta calidad y con un alto nivel de competitividad.
De acuerdo con la versión del Gobierno, la planta del Mutún producirá 194 mil toneladas anuales de laminados livianos no planos (barras de construcción). La principal preocupación de quienes promovieron y lucharon durante décadas para que se haga realidad el proyecto del Mutún, radica en que se encuentren soluciones para las dificultades que hicieron fracasar los proyectos anteriores. Entre ellos, figuran los altos costos de producción por el uso de gas natural, y las dificultades tanto de acceso a la planta como las vías para la exportación del mineral y los productos de acero. A ello se suma los precios internacionales del acero que no pasan por su mejor momento.