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jueves, marzo 28, 2024
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El tesón y la voluntad marcaron a los bomberos voluntarios muertos

El tesón y la voluntad marcaron las jornadas de los tres bomberos voluntarios que murieron ahogados durante una jornada de descanso tras la ardua labor de apoyo en la localidad boliviana de Concepción, una de las más afectadas por los incendios en la Chiquitania, en el este del país.

Una de las últimas imágenes de Renso Enriques Flores, de 37 años; José Elmar Roca Nuñez, de 23, y Dylan Alberto Vega Cuéllar, de 21, en misión junto a sus compañeros quedó registrada en una fotografía captada el miércoles pasado por el fotógrafo de Efe Martín Alipaz.

El fotoperiodista recordó que al final de esa tarde y tras realizar su labor en la comunidad de Palestina, en la oriental Santa Cruz, los voluntarios le pasaron «todos sus teléfonos» para que tomase aquella imagen y que después el grupo se «dispersó» sin poder él mismo tomar una foto propia en ese instante.

Aquella imagen, publicada luego por el periódico El Deber de Santa Cruz, es una de las últimas que los tres jóvenes se tomaron en vida en una jornada de mitigación de incendios.

A media mañana del pasado miércoles, los tres bomberos fueron parte del grupo que abordó varios coches en una de las esquinas de la plaza de Concepción, donde se ubican las oficinas de la Subgobernación cruceña, para ir a mitigar incendios.

Ese día, como tantos otros, los tres ayudaron a cargar botellones de agua, herramientas y otros materiales de logística a los vehículos para que todo esté a punto antes de la partida.

«Él (Renso) se queda indefinidamente», dijo más tarde Nicol Soleto, una veterinaria que se adhirió al grupo con la idea de rescatar animales, pero que terminó como parte del personal de extinción de incendios.

Aquel día, los voluntarios abordaron las camionetas equipadas para ir hacia la comunidad de Palestina, a unas 2 horas y media de Concepción, a la que se llega por un camino de tierra.

En el trayecto fue común observar grandes espacios de bosque tumbados y quemados que, según se comentó entre los miembros de esa delegación, es el modo para habilitar el terreno para la ganadería.

En el camino se dio la voz de orden para comenzar a mitigar incendios, ante la cual Dylan y José se equiparon en unos segundos y con una disciplina natural ingresaron a una porción de bosque con mochilas de agua para «enfriar» las brasas que Renso dejaba después de aplacar las llamas con un «matafuegos».

Esa tarea casi coreográfica la repitieron varias veces y marcaba el nivel de compatibilidad del equipo a pesar del humo o la intensidad del fuego de los incendios que en varios momentos se encontraban en el recorrido.

Los tres mostraban el mismo tesón y voluntad cada que se identificaba un sector de incendio en el que abundaba el humo y se escuchaba el crujir de las ramas del bosque ante el avance del fuego.

Renso era uno de los que mostraba un afecto particular por los animales cuando llegaba a una comunidad para dar su ayuda.

A parte de sonreír a todos, Renso se daba modos para acercarse a los animales, ya sea para dar de beber agua a una ternera o cargar con afecto a un cerdito recién nacido.

Dylan y Juan aportaban a su grupo con compañerismo y solidaridad, mostrando siempre su disposición a trabajar en una labor en la que no exigían remuneración.

Los tres voluntarios murieron el sábado pasado cuando en su día libre acudieron a comer un asado a una finca privada unos 40 kilómetros de distancia de Concepción, dijo a Efe Vladimir Cruz, uno de sus compañeros.

Un reporte de la Gobernación de Santa Cruz señaló que uno de ellos ingresó a nadar a una poza en la misma propiedad y aparentemente sufrió un paro, mientras que los otros dos se ahogaron al intentar ayudarlo.

En esta jornada se realizaron los entierros de Dylan en Santa Cruz y de José en su natal San Ignacio, mientras que el último adiós a Renso será este martes, aseguró Cruz.

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