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martes, abril 23, 2024
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Estudiantes mantienen su desafío a Bolsonaro con segunda jornada de protestas

Miles de estudiantes y profesores ocuparon por segunda vez en el mes las calles de las principales ciudades de Brasil para defender la educación pública y clamar contra el bloqueo de casi un 30 % del gasto en las universidades.

Las manifestaciones, convocadas por la Unión Nacional de los Estudiantes (UNE), con el apoyo de sindicatos, tuvieron lugar en unas 130 ciudades de 26 de los 27 estados del país, entre ellas Sao Paulo, la mayor del país, Río de Janeiro, y Brasilia.

Las marchas perdieron, sin embargo, algo de fuerza en comparación con las que ocurrieron el pasado 15 de mayo, cuando se registraron concentraciones en unas 200 localidades de todos los estados brasileños.

Las calles del país vivieron otra jornada nacional de protestas el pasado domingo, pero en esta ocasión fue para apoyar al presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y su agenda de reformas de corte liberal.

Este jueves, equipados con pancartas con «Fuera Bolsonaro» o «La educación resiste», los estudiantes reforzaron sus críticas y su descontento con el Gobierno después del bloqueo de recursos que anunció a principios de mes para el ámbito educativo.

Simone Nascimento, de 26 años y militante del movimiento negro y de juventud, cree que la ausencia de esos recursos va a hacer «inviable» la supervivencia de algunas universidades y que algunas «pueden dejar de funcionar» en el corto plazo.

«Ese corte va a traer mucha precarización», dijo a Efe la joven durante la protesta de Sao Paulo y recordó que el plan de austeridad ya empezó con la anterior gestión del entonces presidente Michel Temer (2016-2018).

En Río de Janeiro, Peri Cota, profesor de Periodismo, dijo que es «muy importante» defender la educación y que «no importa el número de personas», sino la protesta en sí.

Asimismo, criticó las concentraciones del domingo al expresar que los que participaron en esos actos a favor de Bolsonaro «son ganado y no gente, porque tienen un pensamiento único».

La mayoría de las manifestaciones se desarroló este jueves de manera pacífica, a excepción de la capital del país, Brasilia, donde policías usaron gas pimienta para contener un enfrentamiento con algunos manifestantes por la detención de un hombre que iba encapuchado.

También se vivieron algunos momentos de tensión en Natal, capital del estado de Río Grande do Norte (nordeste), donde seguidores de Bolsonaro chocaron con algunos participantes de las marchas en defensa de la educación.

El ministro de Educación, Abraham Weintraub, se refirió a esta segunda jornada de protestas con un vídeo en las redes sociales en el que no hizo alusión a las demandas de los estudiantes y denunció, con base a supuestas cartas de padres, que algunos profesores «están coaccionando» a sus alumnos para ir a las marchas, y animó a denunciar públicamente esas acciones.

«Eso es ilegal, eso no puede pasar y vamos a tomar las debidas medidas legales. El Ministerio de Educación está en un esfuerzo muy grande para que el ambiente escolar no sea perjudicado por una guerra ideológica», añadió el ministro.

El Ministerio de Educación afirmó hoy en una nota que «ninguna institución de educación pública tiene prerrogativa legal para incentivar movimientos político-partidarios y promover la participación de alumnos en manifestaciones».

También afirmó que profesores, alumnos y padres «no son autorizados a divulgar y estimular protestas durante el horario escolar».

Bolsonaro, quien tildó de «idiotas útiles» a los brasileños que participaron en las primeras protestas, no se pronunció directamente sobre estas segundas, aunque reiteró hoy en Facebook su intención de destinar las multas que pagará la estatal Petrobras por sus corruptelas a los ministerios de Educación y de Ciencia y Tecnología.

Después de esas marchas, que supusieron la primera gran protesta desde que Bolsonaro asumió el poder el pasado 1 de enero, el Gobierno aseguró que liberaría una partida complementaria para el Ministerio de Educación.

Sin embargo, mantuvo la mayor parte del bloqueo, que alcanza los 5.800 millones de reales (unos 1.450 millones de dólares).

Por su parte, el Consejo Nacional de los Derechos Humanos de Brasil recomendó este jueves al Gobierno revisar esa decisión y no interferir en la autonomía universitaria y en la libre investigación científica.

Aunque el Gobierno insiste en que el «bloqueo» es temporal, Carina Vitral, presidenta de la Unión de la Juventud Socialista (UJS), cree hay posibilidades de que sea definitivo, pues todo dependerá de las «expectativas de crecimiento» económico para este año y estas son «bajísimas» (1,23 %, según analistas del Banco Central de Brasil).

«Es un recorte, no un bloqueo», aseveró en declaraciones a Efe.

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