Guabirá llegó a un acuerdo con Aurora, con la mediación del Comité Ejecutivo de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), para apartar cualquier amenaza de un posible descenso de categoría y desafiliación por no presentarse al encuentro del sábado en Aiquile. Este cotejo quedó reprogramado para el 8 de septiembre.
La reunión del Consejo Superior de la División Profesional tuvo en el centro de la discusión el caso de Guabirá y Aurora, con los dirigentes defendiendo su postura y que se prolongó por diez horas este lunes en Cochabamba. De una reunión cerrada, en una de las oficinas del edificio de la FBF, salió la solución «salomónica».
De acuerdo al artículo 44 del Código Disciplinario de la Federación, referido a la inasistencia de un equipo a un partido oficial, los Diablos Rojos de Montero quedaban al filo del barranco y con el informe del árbitro potosino Orlando Quintana el Tribunal de Justicia Deportiva (TJD) iba a proceder. Los clubes del oriente se pusieron del lado de Guabirá, advirtiendo que iban a dejar el fútbol profesional en caso de que se tome una medida drástica contra los azucareros.
Guabirá no se presentó a ese compromiso como medida de protesta, tomada en consenso con las otras entidades cruceñas y como protesta por la ilegalidad que detectaron en el tratamiento de la habilitación de jugadores en dos clubes distintos en un año. Este punto fue resuelto en breve y sólo quedó en el aire el tema de los montereños.
En la discusión, el elenco de Montero cuestionó que el estadio Municipal Bicentenario de Aiquile no estaba inscrito dentro del reglamento de campeonato como escenario de los vallunos. Después de un cruce de criterios, con sus roces, los equipos orientales se retiraron a un ambiente en la misma instalación para pedir una pausa para analizar el panorama. Detrás de ellos siguieron César Salinas, el resto de los directivos y la representación aurorista.
El Equipo del Pueblo estaba decidido a quedarse con los tres puntos. En caso de que esto no sucediera también elevó su voz y dijo que iba a retirarse de la reunión para esperar a que los tribunales tomen determinaciones.
«Queremos en bien del fútbol, lo que queremos es que el campeonato prosiga, se juegue. Aceptamos la reprogramación del partido», indicó Mirko Cornejo, gerente del club cochabambino, que cedió en su postura y por su desprendimiento calmó las aguas.
Este encuentro de la segunda fecha fue reprogramado para el 8 de septiembre (15:00), en Aiquile. Se aprovechará que por esos días habrá una pausa en el fútbol boliviano por la fecha FIFA y los futbolistas estarán trabajando con la Selección Nacional.