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jueves, abril 18, 2024
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Hacia una cultura de paz y no violencia

«Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz». Este es el mensaje que se destaca en la carta constitutiva de la UNESCO, que debe analizarse en toda su amplitud, para mover a la humanidad a buscar la paz y la fraternidad. ¿Será posible que se logre la armonía y compresión entre tendencias ideológicas opuestas, políticas contradictorias, religiones, clases sociales y económicas, etnias o nacionalidades? La respuesta la dan organismos internacionales que confían en que se alcanzará esta meta si se toman en cuenta los esfuerzos de la ONU por lograr que la fraternidad sea un valor universal que se imponga frente a las diferencias. Estos mensajes surgen al celebrarse mañana, 4 de febrero, el Día Internacional de la Fraternidad Humana.

Bolivia, en la coyuntura actual, requiere de la voluntad de todas las partes que se encuentran en controversia -muchas veces por temas que tienen soluciones por la vía del diálogo y la comprensión- para lograr algunas bases de entendimiento, antes que de confrontación. Los mensajes que valoran los esfuerzos internacionales por alcanzar la armonía, deberían servir de ejemplo a los políticos y gobernantes bolivianos. Ojalá que el mensaje de Naciones Unidas llegue a los líderes nacionales.

La Asamblea de Naciones Unidas declaró al 4 de febrero, Día Internacional de la Fraternidad Humana, proclamando un mensaje de paz, en momentos en los que la guerra en Ucrania muestra toda la tragedia que significa acudir a las armas para resolver los desacuerdos. Asimismo, recuerda el ejemplo de voluntad y compromiso de dos de las más grandes religiones del planeta para comprometerse con la fraternidad. Precisamente el principal antecedente de esta iniciativa proviene del encuentro sostenido entre el Papa Francisco y el líder musulmán Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib, el día 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi. Como producto de esa reunión se firmó el documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común. En dicha resolución se resalta la importancia de la educación, la concienciación y el respeto a las distintas culturas y religiones. Señala la imperiosa necesidad de velar por las personas, promover la paz y poner fin a la violencia, al extremismo religioso, las guerras y el terrorismo.

En un mensaje sobre la fraternidad para la paz y la cooperación, la ONU afirma que existe una profunda preocupación por los actos que constituyen una apología del odio religioso y, por consiguiente, socavan el espíritu de tolerancia y el respeto de la diversidad, especialmente en un momento en que el mundo se enfrenta a crisis sin precedentes que exigen una respuesta mundial basada en la unidad, la solidaridad y la cooperación multilateral renovada. La ONU considera que es fundamental generar una mayor conciencia sobre las diferentes culturas y religiones o creencias y sobre el papel de la educación en la promoción de la tolerancia. Esto implica la aceptación y el respeto de la diversidad religiosa y cultural por parte de la opinión pública. Asimismo, la educación, en particular en la escuela, debe contribuir de manera significativa a promover la tolerancia y eliminar la discriminación basada en la religión o las creencias. El mensaje dice que la tolerancia, la tradición pluralista, el respeto mutuo y la diversidad de religiones y creencias son las que promueven la fraternidad humana.

Tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial, se creó la Organización de las Naciones Unidas con fines y principios que buscaban especialmente librar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra. Son varias las iniciativas que la ONU ha desarrollado por la paz global. El 20 de noviembre de 1997, la Asamblea General proclamó, en su resolución 52.15 el año 2000 como el «Año Internacional de la Cultura de la Paz». El 10 de noviembre de 1998, proclamó el período comprendido entre los años 2001 y 2010 como el «Decenio de una Cultura de Paz y No Violencia para los Niños del Mundo».

El 6 de octubre de 1999, la Asamblea General adaptó, mediante la resolución 53/243, la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, que constituye un mandato universal para la comunidad internacional, en particular para el sistema de las Naciones Unidas, en lo que se refiere a la promoción de una cultura de paz y no violencia que beneficie a la humanidad, sobre todo a las generaciones futuras. Esta declaración, se produjo como resultado del preciado concepto -contenido dentro de la Constitución de la UNESCO- de que «puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz». La Asamblea General sigue dando a entender que la paz no solo es la ausencia de conflictos, sino también un proceso participativo, positivo y dinámico donde se fomenta el diálogo, y los conflictos se resuelven en una atmósfera de mutuo entendimiento y cooperación.

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