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domingo, diciembre 3, 2023
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La democracia y las libertades

El pueblo boliviano está viviendo un trance muy delicado que puede poner en riesgo el presente y el futuro por el que ha luchado durante décadas para sobreponerse a las dictaduras militares y a los abusos del poder. Con el sacrificio y la lucha ciudadana se ha logrado construir las bases de un proceso democrático que ahora se está revirtiendo. Lo peor es que la ciudadanía, a veces, no es consciente de las limitaciones a sus libertades y derechos, y permite que se ignoren principios fundamentales, como la plena vigencia de la Constitución Política del Estado (CPE) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que desde el primer artículo, que declara que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos», al número treinta y último, es un mandato rotundo y claro a la vigencia de la libertad.

Lamentablemente, todavía perviven graves limitaciones, pese a que la CPE y las leyes ratifican y en algunos casos amplían las prerrogativas ciudadanas. La libertad es una facultad natural de la humanidad. Se ha definido a los derechos humanos como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y la sociedad, que permita a los individuos identificarse consigo mismos y con otros. Es cierto que libertad y los derechos son personales, pero no es menos cierto que se ejercitan en relación con los demás, que también los tienen y a los que es preciso respetar. Se trata de principios que es preciso aprender y enseñar, especialmente, a utilizar correctamente esta libertad inviolable, de manera que cada ciudadano sea responsable de la custodia de los derechos.

Bolivia ha logrado construir el proceso democrático a través de décadas de lucha política, social, sindical y regional, en la que el derecho a las libertades ha sido un factor esencial, que poco a poco ha logrado consolidar importantes avances. Las propias frustraciones y errores de los políticos, han fortalecido las convicciones democráticas del pueblo, sembradas con sacrificio, sangre y privaciones. En realidad, la democracia ha avanzado en todo el mundo, no sólo por la convicción racional de que es el mejor sistema de organización social, sino también, porque se ha evidenciado cómo el sistema más fuerte. Pero para defender la democracia es necesario fortalecer la libertad de decir, de denunciar, de discrepar y de demandar. Los que prefieren callar o quedar indiferentes, algún día reflexionarán sobre lo que pudieron lograr al alzar su voz.

El silencio, es un derecho y una forma de manifestar una posición, pero en determinadas circunstancias se convierte en la peor forma de expresión. Es preferible argumentar, aclarar y dejar constancia de que existe una voz contestataria frente a la ilegalidad, así como deben sincerarse sentimientos de aliento, cuando las cosas se hacen bien. Es necesario buscar una convivencia armónica en la que se puedan respetar las ideas, se tolere la forma de pensar diferente y se admita la necesidad de la discrepancia, como la única forma de que se fortalezca la democracia. Las libertades son el mayor tesoro que podemos proteger para el país, para nuestros hijos y el futuro.

En la actual coyuntura política, cuando están en riesgo las libertades, muchos intelectuales y dirigentes sociales han expresado su preocupación. Los obispos de la Iglesia católica de Bolivia, en su CXII Asamblea, manifestaron que la libertad está en claro retroceso en el concierto mundial y nacional. El presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia, Aurelio Pesoa, durante la CXII Asamblea de Obispos, sostuvo que la libertad, la verdad y la justicia son valores fundamentales que retroceden peligrosamente ante los intereses mezquinos de quienes dictan la verdad y no dejan que se imponga la verdad misma». También dijo que se viven situaciones preocupantes como la «limitación» de la libertad de expresión, opinión, de protesta, de disentir, de votar sin presiones. «Existen presiones para limitar cada vez más la libertad, que es un derecho conquistado por los seres humanos con enormes sacrificios. Cuando la libertad de los demás molesta entramos en situaciones de peligro para la humanidad y sus derechos fundamentales», subrayó Pesoa, que añadió que en este momento, el mundo vive un panorama «sombrío» y que Bolivia no está exenta. Hizo también referencia a reconocer «los serios problemas económicos a los que nos estamos enfrentando». Por otra parte, los obispos hicieron un llamado a los gobernantes y «a quienes ejercen la política» en Bolivia, a trabajar «por una democracia auténtica» y pidieron asumir «con responsabilidad y seriedad el desafío que supone la crisis que atraviesa la Justicia» en el país.

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