Hoy se recuerda el Día de la Madre, fecha destinada a reconocer su significado para la sociedad, la familia y la Patria misma. Recordando a las heroínas de la Coronilla, que un 27 de mayo de 1812 se enfrentaron a las tropas españolas en la guerra por la Independencia. La conmemoración busca valorar el heroísmo y decisión de las mujeres, que como en esa oportunidad, pueden desplegar un poder casi sobrehumano impulsado por el amor. Pero las batallas que las mujeres y las madres enfrentan día a día, a veces superan los acontecimientos históricos en la cotidiana lucha por la supervivencia, el bienestar y la búsqueda de la felicidad de su prole.
En Bolivia se han aprobado decenas de leyes y normas que buscan proteger a la maternidad y la mujer en general, pero pocas son las que se cumplen. Por ello, Bolivia aparece en el puesto 93 entre 176 países evaluados, en el ranking que cataloga donde hay mejores condiciones para ser madre. Se trata de una calificación triste para el país, porque señala las condiciones de salud, bienestar económico, respeto, asistencia, reconocimiento y protección, entre otros, que el Estado y la sociedad brindan a la mujer.
El informe de Save the Children elaboró un Índice de Riesgo del Día del Parto, que compara datos de 186 países. «Un millón de bebés mueren cada año en el día que llegan al mundo, o dos cada minuto, lo que hace del primer día de vida claramente el más peligroso en la vida de una persona prácticamente en cada país del mundo», subraya la organización.
La participación de la mujer en general y especialmente de la madre en la economía familiar es cada vez mayor, pero además es la columna vertebral de la unidad familiar, la educación de los hijos y la motivación. En Bolivia, han mejorado los indicadores de mortalidad materna, pero continua como el país donde la mortalidad es la más alta de la región. Para el INE, en los últimos ocho años, la mortalidad infantil se redujo en 50% o más en todas sus formas y en los niños menores de cinco años llegó a disminuir en aproximadamente 55%, según datos de la Encuesta de Demografía y Salud (EDSA) 2016. Pero la tasa de mortalidad materna es de 390 por cada 100.000 nacidos vivos. En las áreas rurales e indígenas la cifra es mucho más elevada. En algunos lugares del altiplano rural la tasa de mortalidad materna es de 887 por cada 100.000 nacidos vivos, según un informe de UNICEF de 2010. De todas maneras, los indicadores oficiales señalan mejoras en la esperanza de vida en el país, por la reducción de la pobreza.
Pese a todas las adversidades, no hay duda que la mujer contribuye a atenuar las dificultades de la vida cotidiana en la familia. La participación de la mujer en la economía familiar es cada vez mayor, pero además es la columna vertebral de la unidad familiar, la educación de los hijos y la motivación. Hay un dato revelador de la evolución femenina en el trabajo laboral, y es que, según el Instituto de la Mujer, ellas dedican, cada día, más de siete horas al trabajo del hogar, cuidado de los hijos, compras, etc. Hay muchas excedencias por parte de la mujer para el cuidado de la familia, inclusive, cuando igual que su pareja, debe ir al trabajo en una oficina, taller o gestiones por cuenta propia. De todas maneras, un hecho que no tiene discusión es el sacrificado y valioso aporte de las mujeres bolivianas que desde el momento en que son madres, dan un sacudón a las prioridades y su principal preocupación es la familia.