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viernes, abril 19, 2024
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La función del abogado libre en tiempos de pandemia

Dra. Virginia Janeth Crespo Ibáñez

Todo abogado ha recorrido un camino para coronar una carrera, siendo profunda la misma, porque la sustancia del abogado «descansa en sutilísimos y quebradizos estados psicológicos que no figuran en ninguna asignatura ni se enseñan en las aulas», como solía señalar el distinguido Dr. Lino Cañipa, ya que más allá de la doctrina del derecho y la justicia, el abogado cumple una función social, poniendo en primer lugar su vocación de asistencia y servicio pese a sus numerosas obligaciones y deberes.

Se dice que para comprender la historia hay que hacerlo desde perspectivas distintas; pues, en el cambio de la misma no todos se transformaran de la misma manera. Así, en nuestro país, la abogacía, como noble profesión se debe desempeñar enmarcada siempre en la ética, puesto que es la más representativa expresión de un estado de conciencia colectiva en busca de justicia, Sin embargo se pudo ver en estos últimos tiempos sacudida por dos acontecimientos impredecibles: El primero, los cambios políticos surgidos en la segunda mitad del año 2019; y el segundo y más profundo cambio en los primeros días del mes de enero del año 2020 hasta nuestros días.

Mediante los medios audiovisuales, la población ha podido tener conocimiento de la emergencia sanitaria del coronavirus, las medidas asumidas, correctas o no, y el inicio del proceso de vacunación; pero poco se conoce de la difícil epopeya que el abogado de a pie o abogado libre ha tenido que atravesar en medio de la pandemia, que se inició con su preocupación de cuándo podría salir a trabajar, ya que no lo podía hacer con la misma libertad y entusiasmo por constituirse en un ser vulnerable, que con el resto de los ciudadanos saboreó el amargo periodo de la cuarentena y sus restricciones. Los más audaces siguieron saliendo a trabajar para proveer las necesidades de su familia, o cumplir con sus deberes, pero sobre todo, escudados en la nobleza y tenacidad, procuraron la asistencia legal a las personas que depositaron en ellos su confianza y a las cuales les unía el compromiso ya pactado, lo cual vino a ser como el sedimento de la perseverancia profesional. Ni que decir del trabajo virtual, pues se implementaron también condiciones tecnológicas para el mejor desempeño, con ello demostrándose lo que realmente se hace.

En el transcurrir del tiempo muchos enfermaron, si es que no se exagera al decir que la totalidad; otros se mantuvieron aislados aunque asintomáticos, algunos nos dejaron; pero los más, con la esperanza de que la pandemia pase, continuaron con paciencia y compromiso su camino.

Hoy en día existe pues, en los abogados, esperanza y fe en Dios, para que se pueda reanudar poco a poco las actividades, aunque con la convicción del cambio mundial, sabe que es uno de los motores en el quehacer cotidiano de la sociedad.

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