El izquierdista Gabriel Boric, ganó las elecciones en Chile con el 55,8% de apoyo del electorado, en un ambiente político que enfrenta a dos polos absolutamente contrapuestos que no lograron los votos necesarios en la primera elección, por lo que tuvieron que dirimir en una segunda vuelta. El candidato José Antonio Kast alcanzó el 44,1% de los votos, y aunque se había escrutado solamente el 99% de los votos, reconoció su derrota, expresando que «Boric merece todo respeto, ganó en buena lid y esperamos que tenga un buen Gobierno». El actual mandatario Sebastián Piñera, también se comunicó con el presidente electo para felicitarlo, y Boric destacó la tradición de la democracia chilena que acostumbra que los presidentes saliente y electo se reúnan. En la primera vuelta los candidatos habían mostrado sus posiciones encontradas que al parecer no entusiasmaron a los chilenos.
Boric, había propuesto, entre otros programas, fortalecer el papel del Estado en la economía, una subida de impuestos para hacer frente a las políticas sociales, y anunció que se cambiará el sistema de pensiones, que se caracteriza por el aporte de los trabajadores a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). En cambio el candidato perdedor, Kast hablaba de achicar el Estado y apelar a la iniciativa privada como motor del desarrollo de Chile, como ha sido hasta ahora.
El presidente electo Gabriel Boric, tiene al frente uno de los problemas más delicados para este país, como representa la incertidumbre económica generada por algunas iniciativas que se propone el nuevo régimen izquierdista. Hay tensión en la bolsa de valores y en los mercados tanto nacionales como internacionales. Es evidente que en Chile como en la mayoría de los países de la región hay una marcada sensibilidad a los sacudones políticos y a la alteración social por medidas que afectan los bolsillos de la gente. Su anuncio de aumentar impuestos sin duda ha generado suspicacias tanto en el sector privado como en la comunidad. Otros de los conflictos vigentes tienen que ver con solucionar la crisis social que late desde las protestas de 2019, llevar adelante las reformas para la aplicación de la las normas de la nueva Constitución y seguir luchando contra la pandemia. El diputado de 35 años, y ganador de las elecciones, dice ser «ecologista, feminista y regionalista». Al explicar su política económica hizo referencia a ampliar el papel del Estado hacia un modelo de bienestar parecido al de Europa.
El retorno de la izquierda a Chile ha causado reacciones en diversos escenarios internacionales, generando una desmedida satisfacción en los países alineados a Cuba y Venezuela, mientras que la mayoría de los países de la región expresaron respeto por la voluntad de los chilenos al observar que la democracia en Chile da ejemplo de transparencia y respeto. En Bolivia los dirigentes del MAS y el gobierno emitieron mensajes de salutación al triunfo de Boric, y hasta creen que se abren oportunidades para mejores relaciones.
El hecho concreto es que la política chilena está definida por una constitución política muy amplia y liberal, que sufrirá algunos cambios, pero que no sacudirán las estructuras y menos reflejarán la tesis del socialismo del siglo XXI, de acomodar las constituciones para eternizarse en el poder o dejar libre a la impunidad. La política chilena sobre Bolivia no cambiará nada, como tampoco su posición frente al escenario internacional donde ha cultivado alianzas importantes que han marcado su desarrollo y su historia, y desarrollará una política amplia tanto en el campo internacional como internamente. Boric será el presidente más joven de la historia chilena y tiene en su carpeta claros objetivos que nada tienen que ver con los intereses ajenos. El mismo se anunció que será el presidente «de todos los chilenos». «No gobernaré solo entre cuatro paredes», expresó. El presidente electo lidera la alianza entre el Frente Amplio y el Partido Comunista, y asumirá la Presidencia de Chile el 11 de marzo de 2022.