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viernes, abril 19, 2024
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La Patria demanda armonía

Bolivia celebra este sábado 6 de agosto 197 años de vida independiente, sabiendo que el sacrificio de los libertadores en la guerra más justa de la historia, todavía enciende en el pueblo el patriotismo y amor por el terruño, así como el respeto y agradecimiento hacia los mayores, por los esfuerzos en la incesante labor de casi dos siglos por forjar una Patria en la que la gente decida su futuro por sí misma. Con muchos errores, avances y retrocesos, los bolivianos hemos forjado una historia colmada de aspiraciones, decepciones, algunos éxitos y muchos fracasos. Hemos perdido casi la mitad del territorio con el que Bolivia nació como República, y pese a contar con recursos naturales que otros países envidian, no hemos sabido aprovecharlos adecuadamente. Estamos a tres años de cumplir 200 años de vida institucional propia, pero seguimos batallando en consolidarnos como un país independiente.

Son muchas las causas que han evitado que Bolivia alcance el pleno desarrollo, y logre aprovechar las oportunidades que el mundo abre constantemente y que se han dejado pasar. Para muchos, el enclaustramiento marítimo ha sido una de las causas, así como la intromisión extranjera, pero en verdad, todavía el país se debe a sí mismo una introspección sincera para analizar las verdaderas causas, que tienen que ver más bien con las confrontaciones, las ambiciones regionales, el egoísmo sectorial, las falsedades políticas y, especialmente, la tolerancia a las irregularidades, abusos y transgresiones a las normas legales, que han marcado la vida de nuestro país, permitiendo que esa tolerancia al incumplimiento, siembre funestos precedentes que se han manifestado como una deliberada mitigación en la observancia a los valores esenciales que hacen privilegiar el respeto por la verdad, honradez, esfuerzo, trabajo, sacrificio, y la búsqueda de la excelencia.

Pero el país está aún a tiempo de virar drásticamente y emprender un compromiso íntimo de convencimiento de que podemos hacer las cosas de mejor manera. Si nos esforzamos por metas superiores, postergando el partidismo político o la aspiración regional o sectorial, se podrán lograr objetivos para el país y para todos los bolivianos. La unidad en torno a objetivos comunes puede lograr esa aspiración que haga posible a los ciudadanos de los nueve departamentos trabajar a un mismo ritmo. Lograr la unidad no es una utopía, es cuestión de saber con precisión que es lo que queremos los bolivianos, y escoger las prioridades. El censo, por ejemplo, debería servir para conocernos mejor y saber qué queremos, qué nos falta, qué necesitamos, pero cuando un instrumento de esta naturaleza se politiza, se pierde la mejor oportunidad de tener una base de sustentación sólida.

En estos momentos la confrontación se da, desgraciadamente, por intereses regionales, justos tal vez, pero también, en muchos casos, mezquinos. El odio político, es otro factor que es necesario dejar atrás. La actual persecución a los ciudadanos que piensan de diferente manera que el oficialismo, el uso de la justicia como instrumento de represión, la condescendencia con la corrupción, el narcotráfico, el contrabando y otros males, están minando las posibilidades de que el país centre sus esfuerzos en lo que el pueblo y el Estado realmente necesitan.

Hay una fractura entre el pueblo y los gobernantes nacionales, departamentales, municipales y hasta institucionales. Las actitudes de hostilidad son constantes. Hasta en los actos oficiales de los festejos de la Patria, se lanzó una idea discriminadora, que felizmente fue rectificada. El comandante Departamental de la Policía en Sucre, anunció que «se va a montar una restricción para evitar algunos problemas que pudieran existir». Se anunció que habría cordones de seguridad a una y dos cuadras a la redonda de la plaza principal de la Capital, es decir, que nadie podría entrar si no porta una credencial de autorización. Felizmente se rectificó la medida, y mediante comunicado, la Policía aclaró que «no habrá ningún tipo de restricción para la gente y que sí se va a poder ingresar a la Plaza 25 de Mayo».

Así, los actos oficiales recordando los 197 años de la fundación de la República de Bolivia, se realizarán en Sucre, donde se reunirá la Asamblea Legislativa en sesión de honor, donde se rendirá homenaje a la Patria. Y se escucharán los mensajes del Vicepresidente y del Presidente del Estado. Pero manteniendo las actitudes de hostilidad mutua, los legisladores nacionales se enfrascaron en polémicas intrascendentes, nacidas en la desconfianza también mutua. Los oficialistas pidieron a los opositores que por el Día de la Patria tengan compostura y educación para escuchar los mensajes de los jefes del Estado. La respuesta fue acorde a la prejuiciosa «recomendación». Los opositores aseguraron que no habrá problemas si el primer mandatario concentra su discurso en el país y no en falsedades o inventos, como la narrativa del golpe de Estado.

Ese es el ambiente que se vive en un acontecimiento tan sentido como es el Día de la Patria. La permanente confrontación no hace pausa, y más bien se nutre con la agitación política. En realidad, parece que ha acompañado a los bolivianos los últimos 15 años, o tal vez ya vino en los genes desde hace mucho tiempo atrás. La misión de los verdaderos líderes políticos debería tender a unir y buscar la reconciliación, pero como en lugar de liderazgo solo hay cabecillas, el país se ve envuelto en la polarización que tanto daño ocasiona. Nuestro país necesita un espacio de armonía para que pueda dedicar sus esfuerzos a solucionar los múltiples problemas que agobian a los ciudadanos.

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