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martes, abril 23, 2024
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La Paz, dice ¡basta!

La Paz celebra este 16 de julio 210 años de la revolución que encendió la guerra por la libertad continental regada con la sangre de los protomártires, que proclamaron la independencia. La frase que Pedro Domingo Murillo pronunció antes de ser ejecutado todavía resuena en el pueblo paceño que heredó su indomable carácter que hizo posible luchar por la defensa de los derechos ciudadanos. Por ello siempre dijo ¡basta! a cualquier injusticia y a las transgresiones.

La Paz asume una sensación de sentimientos encontrados entre sus necesidades, sus valores humanos, su prodigiosa naturaleza, su belleza paisajista, sus enormes recursos naturales estratégicos dormidos, y la inercia que se impuso al empuje y atrevimiento batallador que a esta tierra le dio el nombre de «cuna de la libertad y tumba de tiranos».

La ausencia de políticas regionales de desarrollo y las radiografías del estado de situación de todo el Departamento, muestran un freno que se ha prolongado por varias décadas. Los capitales y las industrias que en el pasado movían la economía se han ido a otros departamentos y a otros países.

La ciudad de La Paz paga caro ser la sede de gobierno, ya que se posterga la atención a sus necesidades, y encima una reacción revanchista conspira contra sus realizaciones, debido a la idiosincrasia contestaría y rebelde de los paceños que no bajan la cerviz ante la prepotencia. Esta situación genera enormes insuficiencias y problemas irresueltos que deben ser sorteados penosamente por los habitantes. Los citadinos encuentran dificultades de diverso orden, entre ellas, el peor sistema de transporte, escasez de trabajo, desorden comercial, y una permanente turbulencia ya que todos los problemas del país (de cualquier región) se ventilan con los aires del Illimani y se tiran sus desechos a las aguas del Choqueyapu.

Pocos son los días del año en los que la ciudad desarrolla su accionar sin bloqueos, manifestaciones o huelgas, ya que cuando las aguas calman los aprestos belicosos motivados generalmente por demandas sociales, surgen las tradiciones que con su contagioso ritmo dan vida a las entradas folklóricas de Gran Poder, de los universitarios y decenas de fiestas pagano-religiosas con el nombre de «presteríos» que ganan las calles tanto del centro de la ciudad como de los barrios residenciales, las villas y todas las zonas periféricas sin excepción alguna.

La ciudad de La Paz, junto a su hermana menor la urbe de El Alto, cuentan con más de dos millones de habitantes. El Departamento concentra la mayor población del país y el mayor porcentaje nacional del comercio. Es la ciudad que más contribuye al erario nacional en impuestos. El departamento es el que produce la mayor cantidad de oro, con exportaciones que promedian un valor de 470 millones de dólares anuales, aunque en nada beneficia a la región.

Poco tienen que festejar los paceños, pero entre las actividades programadas para este lunes 15, figura el tradicional Desfile de Teas y la Verbena Paceña. Durante todo el mes se han desarrollado una serie de actividades cívicas y culturales que continuarán hasta fin de mes. El municipio paceño expuso un slogan para los festejos reiterando que los paceños somos «orgullosos, valientes y libres». Pero con lemas no se solucionan los complicados problemas que vive la ciudad, que van desde no saber para donde llevar ni qué hacer con la basura, y las denuncias de corrupción dentro del ente edil y la inoperancia de la Gobernación.

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