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La revisión de la coca busca implicar más a la OMS en políticas de drogas

Luis Lidón

La hoja de coca, usada durante siglos por los pueblos andinos, está catalogada en los tratados sobre drogas como una sustancia tan peligrosa como la heroína o la cocaína por un informe de 1950 con connotaciones racistas.

Ese informe elaborado por la Comisión de Estudio de las Hojas de Coca en 1950, tras una breve estancia en Bolivia y Perú en 1949, relaciona la coca con el analfabetismo, la desnutrición y sostiene que su consumo «degenera» el carácter.

El documento está plagado de comentarios arbitrarios y poco científicos llenos de prejuicios contra los pueblos indígenas. El texto, en la actualidad, no pasaría el más mínimo filtro académico.

Por este motivo, la inclusión de la hoja de coca en la Lista I, la más estricta, de sustancias bajo control internacional de la Convención de 1961, es considerada por muchos, incluido el Gobierno de Bolivia, como «colonialista», al criminalizar su uso tradicional y reprimir ciertas prácticas culturales.

Pero pasados 73 años de aquel controvertido informe, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha realizado ningún estudio para valorar la hoja de coca, y el primero llegará por la iniciativa de Bolivia de pedir una «revisión crítica» sobre la planta.

La OMS elaborará así un informe tras estudiar sus propiedades, toxicología y efectos nocivos, lo que llevará al menos un año, y en el que ofrecerán recomendaciones a los 53 países de la Comisión de Estupefacientes, el órgano rector de la ONU en materia de drogas, que puede adoptarlas o someterlas a votación.

Se espera que, como muy pronto, la decisión sobre la hoja de coca se pueda votar -por mayoría simple- en la Comisión a finales de 2024 o principios de 2025.

Coca no, Coca-Cola sí

La Convención de 1961 consagró una visión que no distingue entre coca y cocaína y, por tanto, las trata exactamente igual. Y además incluye algunas decisiones polémicas.

Por ejemplo, mientras que en la Convención se pide erradicar los arbustos de coca y acabar con las prácticas tradicionales, se incluye una excepción, el artículo 27, conocida como la «cláusula Coca-Cola» que autoriza el uso de la coca sin alcaloides como «agente saporizante» para la conocida marca de bebidas.

Esta semana en Viena, en la Comisión de Estupefaciente, numerosas voces, como el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, o la directora de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, Ghada Waly, pidieron una política de drogas basada en la «evidencia científica».

Sin embargo, algunos de los aspectos de los tratados se basan en valoraciones de hace 70 años que no han sido revisadas.

Implicar más a la OMS

«Se busca volver a poner este tema en la agenda. Y desafiar a la OMS para que, al menos, se replantee claramente el papel que ha desempeñado en el pasado», explica a EFE Martin Jelsma, un experto del laboratorio de ideas Transnational Institute que apoya el proceso para revisar la clasificación de la hoja de coca.

«Desde que la hoja de coca entró en los tratados nunca ha habido ninguna revisión seria. Así se busca desafiar a la OMS para que asuma alguna responsabilidad», añade.

Jelsma apunta a numerosas inconsistencias en los tratados, que no han puesto bajo control internacional a plantas como el khat, que crece en África y tiene propiedades estimulantes, pero sí a su alcaloide.

Lo mismo sucede con la efedrina, un alcaloide estimulante bajo fiscalización. Sin embargo, la efedra, la planta con la que se elabora la efedrina, no está prohibida.

Recientemente la OMS recomendó no situar bajo control internacional el kratom, una planta nativa del sudeste de Asia con efectos similares a la hoja de coca.

«Fácil extracción»

El experto reconoce que aunque la hoja de coca en su forma natural es un estimulante inofensivo, existe el problema de la «fácil extracción» de la cocaína, esto es, que la coca puede transformarse en esa droga ilegal.

Ese es el principal argumento que se esgrime para mantener la prohibición de la hoja de coca.

«Ese será el punto más difícil de reconsiderar para la OMS. Pero tendrán que tomar en cuenta argumentos sobre cómo se tratan otras plantas y extractos alcaloides en todo el sistema de la ONU, así como la importancia de la medicina y los usos tradicionales», expone.

Las recomendaciones de la OMS sobre la hoja de coca probablemente se sometan a votación en la Comisión, donde sus 53 estados miembros están profundamente divididos.

Por un lado están los países que abogan por enfoques innovadores y basados en la ciencia, entre ellos la mayoría de la Unión Europea y numerosos de América, y por otro, países que aplican políticas represivas, como China, Irán, Pakistán o Rusia.

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