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jueves, marzo 28, 2024
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Lagercrantz dice adiós a la saga Millenium, un «clásico drama griego»

El sueco David Lagercrantz se despide de Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist, protagonistas de la saga de novela negra Millenium, y dice que «no hay vuelta atrás» en su decisión de poner el punto final tras la sexta entrega, tercera escrita por él, a una serie que califica de «clásico drama griego».

Millennium llega a su fin. La última novela de la saga, «La chica que vivió dos veces», ha salido simultáneamente este martes a la venta en medio centenar de países 14 años después de que viera la luz la primera, «Los hombres que no amaban a las mujeres».

Fue en 2013 cuando se hizo público que este escritor y periodista sueco había aceptado el reto de continuar la saga Millenium que creó su fallecido compatriota Stieg Larsson, quien escribió una trilogía negra y de crítica social que nunca llegó a ver publicada porque murió de un infarto cuando salía del trabajo la tarde del 9 de noviembre de 2004, con solo 50 años.

En este verano de 2019, un enérgico y sonriente Lagercrantz recorre con un grupo de periodistas los escenarios en la capital sueca de «La chica que vivió dos veces», que publica en español la editorial Destino, última entrega de esta serie de culto que cuenta con más de 100 millones de lectores en todo el mundo.

En una entrevista con Efe, Lagercrantz se muestra convencido de que Stieg Larsson nombró de pasada en su primera novela a la hermana de Lisbeth Salander con la intención de recuperarla más tarde: «me di cuenta en una fase muy temprana de que todo se centraba en la hermana. Larsson la menciona en unas pequeñas palabras en la primera novela. Lo único que trascendía es que era muy guapa, muy manipuladora y la favorita de papá».

«Larsson tenía pensado escribir diez libros y yo me di cuenta de que él mencionaba esto en su primer libro para retomarlo posteriormente». Y con esos datos construyó el personaje de Camilla, un «cliché de la maldad».

Y por eso cree que «Millenium» es un drama griego: «dos hermanas que se odian, una guerra familiar. Una toma partido por el padre, otra por la madre. Es un clásico», insiste.

Lagercrantz insiste en que la experiencia de escribir tres novelas de Millenium ha sido fantástica, pero recalca que ya ha puesto el punto final: «podía haber seguido pero corría el riesgo de caer en la rutina. Y he llegado hasta aquí. No hay vuelta atrás. Ahora estoy motivado en emprender algo diferente y ya no puedo parar».

En los tres últimos libros de Millenium, los protagonistas han evolucionado, explica el autor, que cree que ha roto un poco los moldes iniciales de estos personajes, un periodista de investigación llamado Mikael Blomkvist y Salander, una joven «hacker» antisocial.

Así, explica Lagercrantz, el periodista ha dejado de fumar y ha empezado a beber vino, «se ha vuelto más fino y más saludable». «Y aunque Lisbeth ha mostrado su lado más oscuro, en este último libro ha demostrado que quizá no es tan dura y tan fuerte. No es como aparenta ser».

En esta última novela, Blomkvist investiga la muerte de un mendigo del que sólo se sabe que ha fallecido pronunciando el nombre del ministro de Defensa del gobierno sueco y que guardaba el número de teléfono del periodista en el bolsillo. Mikael necesitará la ayuda de Lisbeth, pero para ella el pasado es una bomba a punto de explotar.

Pero la historia comienza con un Blomkvist desanimado porque prepara un reportaje sobre un tema de corrupción sobre el que están escribiendo todos los medios de comunicación, y desencantado con la sociedad actual. «El autoritarismo y el populismo se le han metido en la piel y está un poco desengañado de la sociedad», explica el autor.

A Blomkvist no le gusta escribir lo que todo el mundo, «no le gusta cazar en manada y por eso prefiere otra historia poco corriente», dice el autor, que reconoce que en la actualidad es difícil para los periodistas encontrar esos temas porque «con las redes sociales todo el mundo corre en manada, se crean tendencias».

En este sentido, recuerda el consejo que le dio su padre: «si todo el mundo va en una dirección, hay que intentar compensar dirigiéndose al lado contrario para ver qué pasa», una recomendación que ha intentado seguir.

Un autor que ha mantenido en esta novela, como en las anteriores, la crítica social porque «hay que educar en la crítica». Y recuerda lo fácil que es en la actualidad vivir en burbujas en las que no se mira lo que no te gusta.

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