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jueves, marzo 28, 2024
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Las perspectivas de crecimiento

Varios informes de organismos internacionales ofrecen alentadoras perspectivas para una reactivación de las economías, y nuestro país aparece con interesantes proyecciones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima un crecimiento económico de 5,5%, para Bolivia, lo que ubica al país como una de las cuatro naciones con más alta proyección en la región, luego de Perú (8,5%), Chile (6,2%) y Argentina (5,8%). El informe Perspectivas de la economía mundial 2021del Fondo Monetario Internacional en realidad mejoró las previsiones para casi todo el planeta.

La proyección en el caso de Bolivia está por encima de la meta de 4,4% establecida en el Programa Fiscal Financiero del gobierno. El FMI también prevé que el desempleo en el país, que en 2020 llegó a 8%, bajará este año a 4%, y la inflación llegará cerca al 4%. El presidente Luis Arce expresó su satisfacción y dijo que «entre todas y todos estamos superando la crisis económica», e informó que las remesas enviadas por los residentes en el extranjero ascendieron a $us 220,2 millones al primer bimestre del presente año, lo que significa un 6% más que en el mismo periodo de 2020.

Sin duda son datos alentadores, pero es necesario analizar tanto el informe como la situación real del país, objetivamente, sobre los hechos y acciones destinados a buscar la reactivación. El crecimiento no se logra por inercia, sino que es producto del esfuerzo para activar los factores de producción y mejorar los ingresos del país. Tanto el FMI como un análisis de la OMS, destacan las proyecciones paro hacen notar que el crecimiento no llegara solo, sino que debe ser impulsado con una serie de determinaciones de los gobiernos.

Tanto la ONU como la OMS han advertido que la economía mundial aún se enfrenta a tensiones socioeconómicas extremas y aseguran que queda mucho para hacer retroceder la pandemia y evitar divergencias y desigualdades entre los países y dentro de estos. Para reducir esas tensiones, apuesta por acelerar la vacunación universal de forma equitativa a través del mecanismo COVAX. Uno de los grandes problemas que se observan es que «la recuperación será desigual y requerirá esfuerzos multilaterales para salvaguardar los avances logrados antes de la pandemia en la reducción de la desigualdad y el alivio de la pobreza». La OMS señala que los pronósticos del Fondo indican un mayor crecimiento mundial en 2021 y 2022 principalmente debido a revisiones al alza para las economías avanzadas, especialmente una revisión significativa en el caso de Estados Unidos (1,3 puntos porcentuales), donde se prevé que el crecimiento sea de 6,4% este año. Esto significa que Estados Unidos sería la única de las grandes economías donde se proyecta que el PIB supere el nivel pronosticado para 2022 de no haber ocurrido la pandemia. Otras economías avanzadas, incluida la zona del euro, también registrarán un repunte este año, pero a ritmo más lento.

Por su parte, la economía de América Latina y el Caribe crecerá en 2021 un 4,6%, según el Fondo, que revisa al alza en un punto porcentual las previsiones de crecimiento que hizo en enero para la región. Pero es necesario tomar en cuenta las pérdidas sufridas por las encomias como consecuencia de la crisis. «De una fuerte caída en 2020, solo se espera una recuperación leve y de varias velocidades en América Latina y el Caribe en 2021», después de que en 2020 la economía regional se hundiera un 7%. Las tres grandes economías de Latinoamérica, Brasil, México y Argentina crecerán este año el 3,7 %, el 5 %, y el 5,8 %, respectivamente.

El FMI advierte que las perspectivas a largo plazo siguen dependiendo de la trayectoria de la pandemia. «Con algunas excepciones -por ejemplo, Chile, Costa Rica o México-, la mayoría de los países no han obtenido suficientes vacunas para cubrir a su población», destacan. En este momento, el énfasis debe estar puesto en salir de la crisis sanitaria priorizando el gasto en atención de la salud: vacunaciones, tratamiento e infraestructura sanitaria. La política fiscal debe estar correctamente focalizada para respaldar a las empresas y los hogares afectados. En otras palabras, es necesario destinar los mayores esfuerzos a la salud y a la producción. Algunos investigadores sugieren también modernizar las tecnologías para enfrentar una nueva realidad post pandemia. Varios analistas nacionales han coincidido en observar que en Bolivia en ninguno de estos factores esenciales se está trabajando. De todas maneras, no es tarde y ojalá las autoridades vuelquen su labor a dotar al país de las vacunas necesarias, fortalecer al sector de salud, fomentar la producción, incentivar la iniciativa privada y atraer inversiones, para lo cual se requiere sentar las bases para restablecer la seguridad jurídica.

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