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jueves, abril 18, 2024
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Las relaciones de Bolivia con Perú

Una de las condiciones para lograr respeto a la soberanía nacional es el acatamiento a las normas internacionales y observancia a la autodeterminación de los pueblos, lo que significa no inmiscuirse en asuntos internos de otros estados, más aún si se trata de cuestiones políticas. Lamentablemente el improvisado servicio exterior de nuestro país, incurre en reiteradas actitudes que interfieren los asuntos internos de nuestros vecinos. Las relaciones de Bolivia con los países de la región tienen una importancia decisiva en el desenvolvimiento de la economía, la política y la actividad cotidiana. Este relacionamiento, requiere de una posición proclive a la buena vecindad y comprensión mutua cuando se producen situaciones difíciles.

Para las controversias existen rutas diplomáticas y especialmente organismos internacionales que concentran la voluntad y compromiso de los países miembros para encontrar mecanismos de concordancia, y aportar a soluciones. Bolivia y Perú mantienen vínculos muy sólidos y profundos, que no solo se fundan en la necesidad de integración de sus proyecciones, sino por la historia y el ancestro común. Desplegar actitudes hostiles hacia las autoridades legalmente constituidas de un país, implica reacciones de igual o de mayores consecuencias.

Los mecanismos constitucionales de Perú, han optado por una salida prevista en el ordenamiento legal frente a actos de corrupción y al intento de un golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo, quien fue sometido a un proceso legal por graves irregularidades, pero antes de que se dé un fallo, determinó cerrar el Congreso, primer poder del Estado. Estos hechos precipitaron la determinación del Congreso de cesar en sus funciones al ex mandatario.

Castillo no solo está acusado por la Fiscalía de dirigir una organización criminal que se enriqueció a costa de recursos del Estado en contratos de petróleo, obras públicas y viviendas; sino que además intentó disolver el Congreso. Pero algunos mandatarios de la región están apoyando al infractor y expresando posiciones en contra de las autoridades legalmente constituidas. Lamentablemente Bolivia está entre los países que oficialmente se refirieron sobre el tema de una manera nada amistosa. ¿Es aceptable avalar un intento de un golpe de Estado? ¿es ético defender la corrupción?

Como consecuencia de esas posiciones, Perú llamó a consulta a sus embajadores en los países que se metieron en sus asuntos internos. «Con la señora Presidenta de la República (Dina Boluarte), hemos dispuesto el llamado en consulta a Lima a nuestros embajadores en Argentina, Bolivia, Colombia y México, en reacción a la intromisión en los asuntos internos del Perú», anunció la canciller Ana Cecilia Gervasi en una ceremonia oficial. Los cuatro países expresaron el lunes su respaldo a Castillo y pidieron respetar la voluntad popular en un comunicado conjunto. «Exhortamos a quienes integran las instituciones abstenerse de revertir la voluntad popular expresada con el libre sufragio», se lee en el comunicado.

El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo que para su país «sigue siendo Pedro Castillo el presidente» ya que fue elegido por la vía democrática. En diplomacia, un llamado en consulta supone la convocatoria que hace un país a su propio embajador para que informe sobre algún aspecto puntual. Habitualmente es un gesto utilizado para expresar malestar contra alguna situación específica.

Castillo fue detenido cuando se dirigía a la embajada mexicana para solicitar asilo. La vicepresidenta Dina Boluarte asumió la presidencia en respeto de las previsiones constitucionales, pero ahora enfrenta masivas protestas de gremios agrarios y organizaciones campesinas e indígenas, que exigen su renuncia, la liberación de Castillo y elecciones inmediatas. Se han bloqueado carreteras, aeropuertos, hay enfrentamientos y actos violentos que ya han dejado como saldo la pérdida de vidas.

En varias oportunidades afirmamos que Bolivia necesita mantener relaciones internacionales sinceras basadas en el mutuo respeto y buscar la cordialidad con todos los países y organismos multilaterales. La buena vecindad debe ser la principal característica del trato con las naciones limítrofes. Lamentablemente ese no ha sido el rumbo de la política exterior nacional que ha tensionado los vínculos con casi todos los vecinos, y hasta con la OEA, y la mayor parte de las veces, ha sido por razones políticas que, coyunturalmente, han primado y alternado en los países de la región.

La situación política de Perú es muy delicada y debe ser considerada en esos términos de apoyo al país, no a facciones y menos respaldando la ilegalidad. Es necesario contribuir a la pacificación y a que por los mecanismos constitucionales Perú reencuentre la paz y recupere el camino de progreso que ya ha logrado cimentar con un crecimiento sostenido. Es verdad que los problemas políticos actuales son profundos pero solucionables mediante el estado de derecho y no mediante golpes de Estado y menos con la intromisión foránea. Lamentablemente, en nuestro país, durante los últimos 15 años, se han olvidado los principios elementales de diplomacia para dar paso a pasiones ideológicas que han terminado por enturbiar el relacionamiento con varios países.

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