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jueves, abril 25, 2024
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Las urnas, herramienta valiosa de la democracia

A seis días de las elecciones generales, la ciudadanía se encuentra sometida a un esquema que ha degradado la democracia, y los valores sobre lo que el pueblo boliviano edificó este proceso. La democracia, en un concepto amplio, se la concibe como una forma de gobierno y de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el ciudadano mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad. Acudir a las urnas es una herramienta valiosa de la democracia, pero no es un sinónimo. El proceso democrático en nuestro país ha costado sangre, sufrimiento y sacrificio, que permitió un sistema en el que el pueblo tenga la soberanía de las decisiones.

A lo largo de la historia de Bolivia, este sistema ha sido corroído por la politiquería, la corrupción, la ilegalidad y las transgresiones a la Constitución Política del Estado (CPE), además de una serie de vicios que se están arraigando. El pueblo boliviano luchó por una forma de convivencia social en la que seamos libres e iguales y las relaciones sociales se establezcan de acuerdo a mecanismos inquebrantables establecidos en el contrato social, que es la CPE y su complemento que es el ordenamiento jurídico. Pero, además, la democracia implica respeto, reglas claras y principios éticos.

Ahora, la ciudadanía se prepara para ir nuevamente a las urnas en un ambiente enrarecido, que apenas si le dejan al ciudadano la posibilidad de ver superficialmente las opciones políticas. En ese ambiente, las preferencias y el sentimiento de la ciudadanía se mueven al impulso de una serie de factores, entre los que la propaganda sin duda tiene una importancia muchas veces decisiva, pero felizmente el elector siempre toma en cuenta otros agentes que contribuyen en la toma de decisiones, entre ellos, la sinceridad de los candidatos, el cumplimiento de sus promesas, la situación económica del país, la seguridad ciudadana, la certidumbre o dudas sobre el futuro, la corrupción, el cumplimiento de la ley, etc., son parte de los ritmos con los que se mueven las intenciones electorales.

Pero el ambiente electoral se ha tornado también frágil por las distorsiones y la falta de transparencia en los actos del árbitro, que es el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que con sus actuaciones ha sembrado muchas dudas. Como consecuencia se han producido expresiones de rechazo y advertencias sobre un eventual fraude electoral. Los cabildos realizados en diferentes ciudades han sido claros en sus conclusiones y los activistas han anticipado que esperarán el desenlace del domingo para hacer cumplir las demandas de las masivas expresiones populares.

Una vez se conozcan los resultados de las elecciones generales del 20 de octubre, el Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) y cívicos de diferentes regiones se reunirán para asumir una posición y evaluar las posibles acciones para dar cumplimiento a las decisiones de los cabildos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Recordemos que en los cabildos se coincidió en desconocer un eventual triunfo del oficialismo, por considerarlo inconstitucional.

En toda democracia, el oficialismo y la oposición son factores indispensables tanto para la gobernabilidad como para el control de toda labor institucional. Debido a crasos errores de los partidos tradicionales, que desaparecieron del mapa político, la oposición se ha reducido a agrupaciones débiles, y a organizaciones cívicas regionales que asumieron el liderazgo político. Se abrió la posibilidad de que los partidos se reorganicen, pero lamentablemente lo hicieron sobre la base de estructuras sectarias que olvidaron que la coyuntura obliga a la unidad para tener opciones que ofrezcan certidumbre. La posibilidad de unir fue postergada por las ambiciones personales, restando más que sumar para lograr el respeto a la voluntad popular, por una interpretación errónea de que aprovechar el descontento es suficiente. Una significación resultante de esta situación es la crisis de liderazgos que se traduce en los cabildos y redes sociales que reemplazan a los partidos y expresan sus sentimientos tanto hacia el oficialismo, para que cambie, como a la oposición para que se unifique.

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