Mañana, 25 de mayo, se recordará el inicio de la guerra por la Independencia de América. Fue en Sucre, bajo la influencia de los doctores de Charcas y estudiantes de la Universidad Real y Pontificia San Francisco Xavier, que se inició un movimiento que aun los investigadores discuten, pero que marca un hito para la historia universal, ya que permitió un cambio de vida entre el viejo mundo y los pueblos americanos. Todo comenzó al ser destronado el año 1808 el Rey de España Fernando VII, hecho que dio lugar a que en las grandes ciudades sudamericanas se discutiera si ante esta situación de facto, los virreyes deberían tener vigencia.
Los debates se centraban en que se debería hacer frente a un vacío de hecho en el trono, frente a la abdicación real. En ese momento la administración española fue encomendada por Napoleón, a su hermano. Algunos pretendían luchar para restablecer a Fernando VII, otros consideraban que el peligro estaba en Carlota de Borbón, la regente que se había radicado en Brasil, acentuando el temor de un avance de Portugal en territorio sudamericano. Pero había también aquellos que tenía una visión más amplia, cimentada en los principios de la revolución francesa de libertad, igualdad y fraternidad, como bases para un nuevo estado de situación en el nuevo continente. En esa línea, el 25 de mayo de 1809, se comenzó a argumentar que habiendo sido destituido el legítimo rey, también caducaba el mandato de los virreyes y demás autoridades designadas desde Madrid. No se tenía clara una idea. Se convocó a un cabildo que reclamaba por el rey cautivo, pero en los debates ya se había diseminado la semilla de la independencia.
La noche del 25 de mayo de 1809, una revuelta popular derrocó al gobernador. Poco duró la hazaña ya que los españoles recuperaron el poder en diciembre. Pero los patriotas se dedicaron a visitar las principales ciudades del Alto Perú y del Río de La Plata, insuflando los principios del derecho a ser libres e independientes. Además, era cuestión de tiempo, ya que las ansias de conseguir la autonomía crecían como reguero de pólvora. Aunque la revolución de Sucre fue sofocada, así como otros movimientos, ya se había logrado abrir el horizonte libertario en la visión de los pueblos de América.
Antes de la llegada de los españoles a esa región desde donde se irradió la libertad, se la conocía como Chokechaka. Era una población donde residían los sacerdotes de los Charcas, etnia que, pese al dominio incaico, mantuvo su autonomía. Por mandato de Francisco Pizarro, el 29 de septiembre de 1538, el conquistador español Pedro Anzures fundó la ciudad con el nombre de Villa de La Plata de la Nueva Toledo, dependiente de la Audiencia de Charcas. Adquirió gran importancia debido a su agradable clima y estratégica situación geográfica próxima a las minas de Potosí. El 6 de agosto de 1825, con la fundación de la República de Bolivia, se plantea que sea la ciudad capital, hecho que se define un año después. El año 1839 se le dio el nombre de Sucre, en honor del Gran Mariscal de Ayacucho.
De acuerdo con proyecciones del INE en 2019, Chuquisaca cuenta con cerca de 628 mil habitantes, el 50,4% de la población vive en el área urbana y 49,6% en el área rural. Para el año 2030 se estima para esta región alrededor de 693.500 habitantes. El departamento tiene una amplia vocación agroindustrial, y logra una variada producción que lo coloca como el mayor productor de maní, ají, papa y fruta, especialmente uva, durazno y ciruelos. Su producción vitivinícola es la más afamada. Asimismo, es importante productor de hidrocarburos.
Además de su aporte histórico y cultural, Sucre, la capital de Bolivia, conocida también como la ciudad de los cuatro nombres, ha aportado la esencia de la nacionalidad, cimiente de la cultura y es generadora de patriotas que han luchado y luchan por la consolidación de la Patria.