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jueves, marzo 28, 2024
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Logran aumentar la vida de pacientes con metástasis cerebral de 4 a 15 meses

La supervivencia media de un paciente que tiene metástasis cerebral es de cuatro a seis meses y, ahora, un equipo de científicos españoles ha logrado aumentar su vida hasta los 15,5 meses y sin efectos indeseados, gracias a la administración de silibinina, una molécula que se extrae del cardo mariano.

Se trata de una investigación hecha solo con 18 pacientes que ni siquiera ha entrado en fase de ensayo clínico, pero es, según sus autores, importante porque se ha demostrado que se puede tratar «con éxito» la metástasis cerebral provocada por cualquier tipo de tumor.

Son resultados «muy interesantes» que necesitan, no obstante, de más investigación y un ensayo clínico formal con más pacientes, resume a Efe Manuel Valiente, autor y jefe del Grupo de Metástasis Cerebral del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Investigadores de este centro son los que lideran este trabajo que se publica en la revista Nature Medicine y que firman, además, científicos del Instituto Catalán de Oncología y del Instituto de Investigación Biomédica de Gerona (ICO-IDIBGI), en el noreste de España.

También han colaborado el Hospital 12 de Octubre de Madrid, Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona, y el Hospital Universitario de Turín (Italia).

Los experimentos se han hecho en ratones y con 18 pacientes afectados por carcinoma de pulmón y metástasis en los que se autorizó el uso de silibinina en combinación con el tratamiento estándar; la supervivencia media se situó en 15,5 meses mientras que el grupo control -formado por 38 pacientes tratados por esta enfermedad en el ICO durante 2015-2016 fue de cuatro meses-.

El CNIO recuerda en una nota de prensa que uno de los grandes retos de la oncología es la metástasis cerebral; se estima que entre el 10 y el 40 % de los tumores primarios genera metástasis en este órgano, situación que empeora considerablemente el pronóstico.

Los avances en el tratamiento son escasos y hoy en día se siguen tratando con cirugía y/o radioterapia.

En los últimos años han aparecido algunas alternativas dentro de las terapias dirigidas o la inmunoterapia, pero el porcentaje de pacientes que se pueden beneficiar de ellas es del 20 % en el mejor de los casos.

Valiente y su grupo llevan años estudiando la metástasis cerebral y lo que ocurre en el contexto celular cuando esta se produce y han fijado su atención en una población de células del cerebro llamadas astrocitos y en el gen STAT3, que ya se había relacionado con metástasis.

El científico del CNIO explica a Efe que la propia metástasis cambia el cerebro, modificando, entre otros, los astrocitos: en este trabajo hemos visto que la proteína STAT3 se activa de manera significativa y específica en una subpoblación de astrocitos reactivos que son claves para establecer un ambiente prometastásico.

Es decir, se ha constatado que las células cancerígenas necesitan de estas alteraciones en el ambiente cerebral para «estar más cómodas», para seguir dividiéndose y lograr un crecimiento agresivo.

Así, una vez constatado esto, los investigadores consiguieron bloquear la alteración de estos astrocitos con silibinina, comprobando que afecta de manera negativa a las células cancerígenas.

Han demostrado que es posible tratar la metástasis cerebral con estrategias que no impliquen directamente el ataque a las células cancerígenas ‘per se’ sino de manera indirecta, bloqueando componentes del ambiente cerebral y que están alterados.

Cuando se elimina el citado gen de los astrocitos, la viabilidad de la metástasis en el cerebro se ve comprometida.
Esto no solo serviría para la metástasis producida a partir del carcinoma de pulmón, sino que sería efectivo con el resto de tumores.

Los autores han testado varios componentes hasta detenerse en la silibinina, una molécula cuya capacidad antitumoral ya se había establecido -aunque no su mecanismo de acción- y que se usa para tratar además otras patologías, como procesos hepáticos.

El hecho de que la silibinina se extraiga del cardo mariano es secundario, según Valiente, quien recuerda que hay muchísimos productos farmacológicos basados en sustancias que están en la naturaleza y que después son sintetizados en los laboratorios con las dosis y seguridad adecuadas para ser suministrados a pacientes.

El hecho de obtener una molécula de una planta no implica que esta planta cure o prevenga una enfermedad, recuerda el investigador, cuyo equipo, junto al del ICO, está ahora buscando financiación para realizar el necesario ensayo clínico.

Joaquim Bosch, jefe de la Unidad de Cáncer de Pulmón del ICO, agrega que faltan más datos antes de poder incorporar este descubrimiento en la práctica clínica; los ensayos clínicos, con silibinina o fármacos que actúen contra esta diana, «son cruciales para poder poner al alcance de los pacientes esta nueva opción terapéutica».

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