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martes, abril 23, 2024
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Ni la lluvia aleja a manifestantes de las calles en medio de la incertidumbre

Ni la lluvia ni el frío de la noche han impedido que cientos de personas tomen distintos puntos de la ciudad La Paz, en medio de una tensa calma y cierta incertidumbre por lo que se avecina para su país tras la renuncia del presidente Evo Morales, que algunos aún ponen en duda.

Entonando un «himno» emblemático desde el inicio de las protestas, «quién se rinde, nadie se rinde, quién se cansa, nadie se cansa, Evo de nuevo? huevo carajo!», ciudadanos de todas las edades recorrieron las calles pacenses.

La rabia, la euforia y la incertidumbre

Los bolivianos se despertaron ayer domingo con la noticia de un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el que recomendaba que celebrar «otro proceso electoral» al evidenciar «irregularidades» en los comicios del 20 de octubre.

En seguida las calles se llenaron de gente molesta exigiendo la renuncia del presidente Evo Morales, dimisión que ya por la tarde el mismo mandatario anunció en un video.

Luego esa rabia se convirtió en fiesta, cientos de personas ondeaban banderas y caravanas de vehículos hacían sonar sus bocinas, llegó la noche y la lluvia y con ello la incertidumbre.

El ambiente festivo se fue opacando a medida que se sucedieron varios hechos que hacían vislumbrar un panorama político incierto.

La gran mayoría de las personas que está en las calles es consciente de esa situación, de que aún falta mucho para hacer ya que se «ha ganado una batalla, mas no la guerra».

El pueblo boliviano ya completaba 21 días de protestas, a favor o en contra de Evo Morales, tras las elecciones en las que el presidente renunciante había obtenido una cuestionada victoria que derivó en la crisis que ayer dio un giro de 360 grados para generar más dudas que certezas.

El pueblo ya «no come entero» y hasta que no vean la renuncia firmada, en un papel y entregada oficialmente al Legislativo, no creerán en la salida del poder de Morales.

«No tenemos el papel, no lo hemos visto (…) Puede pasar lo mismo que en Venezuela, Maduro es su mayor padre, su mayor maestro, nosotros por eso seguimos acá hasta que tengamos la certeza, el papel firmado de que Evo Morales ya no vuelve nunca más acá y se va a la cárcel, vamos a seguir lo que nos cueste (…) así nos cueste sangre», dijo a Efe un joven que desea la paz para su país.

«Ha sido una alegría, pero nos está durando poco porque este Gobierno ya se ha preparado, esto no ha sido una sorpresa, ya está escapando su gente y ya están mandando a los masistas (del MAS, el partido de Morales) a confrontar, esto ya sobrepasa los derechos, sobrepasa la democracia», opinó otro hombre.

Incidentes y amenazas

Muchos se mantienen en vigilia para evitar que los «vándalos», como llaman algunos a los afines a Morales, los masistas, de la ciudad de El Alto, lleguen a caldear los ánimos y se cometan desmanes como los registrados en la víspera en esa urbe.

Unas calles más adelante un grupo custodia la vía que conduce al imponente edifico de la sede del Gobierno, dando paso solo a la Policía, que de alguna manera ha sido uno de los protagonistas claves del momento histórico que vive el país, por su decisión de amotinarse y ponerse del parte del pueblo.

La zozobra parecía apoderarse de Bolivia este domingo y a medida que caía la noche los disturbios se extendieron.

En ese sentido, había preocupación por los ataques contra grupos de personas que se mantienen en paro cívico en regiones como Potosí, donde dicen que francotiradores han amenazado a los que pedían la salida de Morales.

A lo largo del día los oficialistas fueron blanco de estos ataques, ya en la noche el turno era para políticos, dirigentes y periodistas de la oposición, a quienes incendiaron o saquearon sus viviendas.

«La celebración era tranquila, era celebrando el triunfo del pueblo, había familias, niños, y de la nada bajan tirando petardos», relató angustiado un hombre, claramente preocupado por el momento que se está viviendo.

Un conductor de taxi que intentaba sortear las barricadas para poder seguir realizando su trabajo dijo a Efe que «ya era hora que renunciara el presidente porque ellos mismos armaron este caos, ellos mismos se autoconvocaron para decir golpe de Estado, esta es la mejor solución».

El transporte es escaso, no funciona el teleférico, los comercios están cerrados y en las calles corre el agua y la gente que recorre la ciudad como en busca de certezas.

Amanecerá y quizás entonces se vea más claro qué le depara el destino a Bolivia, donde la mayoría de sus ciudadanos, después de casi 14 años bajo la presidencia de Evo Morales, la más larga en la historia del país, solo piden paz y «que los políticos piensen en el pueblo».

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