Hoy 10 de mayo se celebra el Día del Periodista en Bolivia, fecha que permite recordar la necesidad de defender la libertad de prensa, no como un privilegio de este gremio, sino como un derecho de toda la ciudadanía a expresar sus opiniones libremente y por cualquier medio, y a tener acceso a información veraz y oportuna. El origen de esta fecha se remonda al 10 de mayo de 1865, cuando el dictador Mariano Melgarejo mandó ejecutar al periodista Cirilo Barragán por un artículo relacionado con ese gobierno. Posteriormente, en 1938 el presidente Germán Busch decretó el Día del Periodista reconociendo esta profesión y viabilizando la jubilación para los trabajadores de los medios de este sector. En la actualidad los periodistas y los medios de comunicación en general en el país se encuentran en una difícil situación por amenazas y restricciones al derecho a informar y tener acceso a las fuentes de información.
La situación es complicada en todo el planeta, y la coyuntura bélica actual es propicia para los excesos. El Secretario General de la ONU, António Guterres hizo referencia a los riesgos actuales en el mundo, y lamentó que los periodistas sean atacados, supuestamente, por representar al enemigo, o acusados de espionaje, detenidos o asesinados, por hacer su trabajo. También hizo referencia a que «la tecnología digital facilita mucho más la censura ya que los periodista y directores de medios de todo el mundo corren el riesgo constante de que sus programas y reportajes sean retirados de las redes», acotó.
Guterres se refirió al riesgo del mal uso de las nuevas tecnologías, advirtiendo que aunque los métodos y las herramientas cambien, el objetivo de desacreditar a los medios de comunicación y encubrir la verdad sigue siendo el mismo de siempre, y que esta situación deriva en un resultado lamentable en el que «personas y sociedades son incapaces de distinguir la realidad de la ficción y que pueden ser manipuladas de forma espeluznante».
Según la UNESCO, más del 83% de la población mundial vive en un país donde la libertad de prensa ha disminuido en los últimos cinco años. La creciente dependencia de los servicios digitales implica que los ciudadanos a menudo compartan, sin saberlo, información y datos privados a cambio de servicios gratuitos. Estos dejan una «huella digital» que puede ser analizada en tiempo real o a posteriori por agentes hostiles e ilegítimos. Además, los datos que poseen las empresas de internet y de cibervigilancia sobre la vida personal a menudo pueden ser obtenidos por las autoridades sin cumplir con el debido proceso o la transparencia. Este uso ilegítimo y malicioso de los datos de las personas allana el camino para la diseminación de información falsa y desacreditación del trabajo periodístico. El Secretario General de la ONU manifestó que «Sin libertad de prensa, no hay verdaderas sociedades democráticas. Sin libertad de prensa, no hay libertad», enfatizó y reiteró el apoyo de la ONU a los periodista y a su labor, llamando a los gobiernos, organizaciones de medios y empresas tecnológicas a sumarse a esta postura.
La directora general de la UNESCO Audrey Azoulay invitó a todos los periodistas a «afrontar los riesgos y aprovechar las oportunidades que surgen en la era digital». Recordó que el 3 de mayo al celebrarse el Día Mundial de la Libertad de Prensa, convocó a los Estados Miembros, las empresas tecnológicas y la comunidad de los medios de comunicación, así como al resto de la sociedad civil, a unirse para crear una nueva configuración digital que proteja tanto al periodismo como a los periodistas, dijo.
Una realidad que debe ser comprendida por todos es que «no hay democracia sin libertad de prensa, y tampoco hay libertad de prensa sin periodistas que confronten al poder con la verdad», como decía António Guterres al destacar el significado del Premio Nobel que fue otorgado a dos periodistas por salvaguardar la libertad de expresión, y explicaba que «ese hecho trasciende porque en muchas partes del mundo crece el autoritarismo que intenta coartar el derecho de todos a conocer, saber y opinar sobre el acontecer». En nuestro país, debemos reconocer, desgraciadamente, que el periodismo no está libre de las amenazas a la libertad de prensa, y precisamente en estos momentos hay normas que debilitan la labor de los periodistas y los medios de comunicación para informar sobre lo que ocurre.