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jueves, abril 18, 2024
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Otro intento por producir litio

Después de haberse perdido más de 15 años por las indecisiones en torno a la explotación del litio del salar de Uyuni, el gobierno de Luis Arce ha iniciado gestiones dirigidas a hacer realidad el proyecto. Ojalá esta vez se logre encaminar esta idea por la mejor vía atendiendo a la ciencia y la tecnología, y no la demagogia. Se trata de una aspiración que ha tenido que vencer innumerables dificultades, que van desde las susceptibilidades del pueblo de Potosí, hasta planes mal elaborados y equivocaciones básicas de concepción. No se ha comprendido que para producir litio es imprescindible tecnología de punta, equipos de alta gama y expertos calificados y con amplia experiencia. Es, sin duda, el negocio del momento y del futuro. El precio del litio hidróxido fluctúa actualmente por los 25.000 dólares la tonelada.

La actual administración se ha inclinado por la aplicación de la tecnología de Extracción Directa del Litio (EDL) por considerar que permitiría acelerar el proceso de industrialización y alcanzar la ansiada producción de litio y subproductos a escala industrial hacia el año 2025. Con ese propósito se puso en ejecución en Potosí un centro de investigación para desarrollar tecnología dirigida a industrializar el litio. Se trata del Centro de Investigación en Ciencia y Tecnología de Materiales y Recursos Evaporíticos establecido en el municipio de Yocalla, en una superficie de unos 4.000 metros cuadrados. Ocho empresas internacionales fueron seleccionadas para realizar pruebas piloto de extracción directa de litio. El viceministro de Altas Tecnologías Energéticas, Álvaro Arnez, explicó que las empresas «no están autorizadas para explotar el litio de los salares del país», solamente se les entregó «determinadas cantidades de salmueras para que realicen sus demostraciones y hasta abril» presenten los resultados. La aclaración respondía a las organizaciones cívicas de Potosí, que expresaron preocupación por que se trate de la entrega de los recursos naturales de ese departamento a empresas transnacionales.

Anteriormente también se frenaron varios proyectos, fundamentalmente por no tomarse en cuenta al pueblo potosino en la toma de decisiones. Durante el gobierno de Paz Zamora se llegó a un acuerdo con la LITCO (Litium Corporation) que fue rechazado por los dirigentes cívicos, y el proyecto quedó en nada. Posteriormente, Evo Morales el año 2006 anunció la explotación del salar y la producción de litio con tecnología propia. Se gastaron sumas cuantiosas en un intento empírico insulso, luego se utilizó a una firma que ensambló una batería de litio y se la mostró como producción nacional. El país ha perdido mucho tiempo divagando y conversando con por la menos media docena de países a los que les ofreció la posibilidad de firmar contratos. La errática posición del gobierno fue interpretada internacionalmente como intrascendente, e internamente los expertos bolivianos observaban una exploración vacía, sin dirección ni objetivo, pese a que indudablemente, había interés por formar parte de un proyecto basado en los yacimientos de litio más grandes del mundo. En el transcurso de intentos y divagaciones se firmó un convenio de joint venture con una empresa alemana, y el gobierno de Evo Morales anunciaba que se produciría hidróxido de litio y baterías. Casi inmediatamente la empresa ACI Systems, contratada por Yacimientos de Litio Boliviano, aclaraba que no estaba previsto fabricar baterías en Bolivia, en esa etapa del proyecto. Y que el proceso se podría implementar en los próximos años, sí se firma un nuevo acuerdo. Por el momento, decía el informe, la asociación es para extraer hidróxido de litio de los residuos que deja la producción del carbonato.

El rezago en el proyecto del litio ha ocasionado que otros países productores se adelanten copando mercados y aumentando su producción. Hoy los requerimientos son mayores, ya que el litio se emplea en diversos productos de alta tecnología, pero también la oferta ha crecido. En todo este tiempo perdido, Chile y Argentina avanzan aceleradamente, tienen plantas funcionando, producen materia prima y se han convertido en los principales proveedores de los mercados selectivos que existen. De todas maneras, el anuncio de que el actual gobierno negocia con varias empresas mediante un plan piloto que puede dar las pautas definitivas, es un avance que conlleva un mensaje de optimismo y esperanza porque se corrijan los errores del pasado inmediato y se avance en uno de los proyectos más ambiciosos de Bolivia, como es la industrialización del litio.

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