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jueves, abril 25, 2024
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Otro portazo de Chile

«Zapatero a tus zapatos», dice un conocido refrán para significar que cada quien debe actuar en el campo que domina, y no meterse en cuestiones que desconoce. Lamentablemente en nuestro país, especialmente los políticos se meten en todo y naturalmente echan a perder cuanto tocan, y lo peor es que no miden consecuencias, como en el caso del servicio exterior, que debería estar limitado a especialistas formados y respetando la carrera diplomática. Lamentablemente eso no ocurre y los resultados son lamentables, como en la cuestión marítima.

Hoy vemos nuevamente que el país carece de una política de Estado en materia internacional, con la improvisación de asuntos que requieren el mayor cuidado. Con motivo de recordarse el Día del Mar, el presidente Luis Arce planteó la reanudación del dialogo con Chile y propuso un acercamiento bilateral para encontrar una solución a la demanda marítima. Sostuvo que Bolivia reitera a la comunidad internacional que es una cuestión abierta y pendiente y que la solución a esta controversia «debe ser alcanzada a través de un diálogo sincero y beneficioso». Sobre el fallo de la Corte Internacional de Justicia, según interpretación de Arce, «dejó firmemente establecidos dos aspectos»: 1) Que Bolivia nació con una costa sobre el océano Pacífico, y que Chile ocupó el territorio costero nacional pese a dos tratados de límites que suscribieron ambos países; y 2) que el fallo no debe entenderse como un impedimento para que las partes continúen su diálogo.

Pero los hechos muestran otra realidad que hasta ahora no se ha logrado asimilar y por lo tanto asumirla para analizar, sobre bases ciertas, una política firme para recuperar la salida al mar. Arce se limitó a reiterar los argumentos que fracasaron en La Haya y que decepcionaron al pueblo boliviano, porque durante los casi 15 años del MAS en el gobierno mostró una absoluta carencia de valoración de los hechos como son, para dar paso a la improvisación y a la utilización política del tema marítimo, entrando en permanente contradicciones, cedieron la iniciativa a Chile, anunciado la disposición del gobierno de restablecer relaciones diplomáticas sin condiciones, y hasta hablando de «crear confianza mutua», como si se tratara de simplemente querer algo así para que ocurra.

Los reveces han sido muy duros y luego de ver que ese camino era imposible decidieron improvisar una demanda contra Chile con el argumento más fallido que sus resultados: obligar a Chile a «negociar de buena fe», olvidando el problema principal y de fondo. Pese a toda esa experiencia y a la acumulada por la historia, se insiste por el mismo camino y ahora se habla de una estrategia de nueve puntos con más de lo mismo para negociar, pero implícitamente desviando otra vez el problema de fondo para plantear facilidades para usos portuarios, y ver opciones para las exportaciones por otras vías. Más de lo mismo otra vez y como respuesta, Chile volvió a cerrar las puertas a cualquier negociación sobre la salida al mar y aprovechó la ocasión para recordar el fallo de la CIJ.

El canciller chileno, Andrés Allamand, respondió inmediatamente afirmando que la Corte Internacional de Justicia ya resolvió la controversia marítima. «Chile declara que la insistencia boliviana en el acceso soberano al mar fue definitivamente resuelta por la Corte Internacional de Justicia en 2018, y reitera la plena vigencia del Tratado de Paz y Amistad de 1904. La Corte Internacional de Justicia determinó que Chile no tenía obligación de negociar dicho acceso soberano al mar», expresó. El canciller chileno recordó que su país «en el marco de un temario mutuamente acordado, está dispuesto a retomar sin dilaciones el diálogo con Bolivia», para tratar distintos temas de interés como el libre tránsito, el fortalecimiento del comercio bilateral e iniciativas que favorezcan el intercambio político, educacional y cultural. Pero tratar el tema marítimo es rechazado como ha sido siempre la política de Chile. Jamás se devolverán los territorios cautivos por la vía diplomática ni por conversaciones coyunturales distraccioncitas y políticamente oportunistas. Algún día Bolivia tendrá un gobierno responsable que asuma la realidad, y diseñe una política de Estado con una dirección inequívoca destinada a la recuperación de la salida al mar.

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